La versión más tradicional en Hispanoamérica -una rosca con masa brioche con fruta confitada y crema- asistió en los últimos años al exitoso desembarco de la versión francesa, la "galette des rois", de hojaldre y frangipane (una masa de almendra, huevos y manteca) gracias al auge de las pastelerías de ese origen en Buenos Aires y otras grandes capitales de la región.
El origen de ambas, sin embargo, es semejante: nacieron mucho antes de la llegada bíblica de los Reyes Magos a saludar el nacimiento del Niño Jesús, la fiesta que se conmemora el 6 de enero, cuando los sabios orientales concluyeron su largo periplo junto a un pesebre de Belén. "Se cree que el origen de la rosca o galette nació en tiempos de las Saturnales, las fiestas romanas que comenzaban a fines de diciembre y se extendían hasta el comienzo de enero", cuenta Olivier Falchi, chef responsable de la pastelería francesa en el hotel Sofitel, en el tradicional barrio de la Recoleta porteña. "En ese entonces los romanos designaban a un esclavo como 'rey de un día' y le concedían el don de cumplir todos sus deseos. La contracara era que al día siguiente volvería a la esclavitud o sería condenado a muerte", agregó, observando que otras versiones remontan la tradición a la Edad Media.
Para asegurar cierta imparcialidad aún hoy en Francia se estila designar a un niño que, ubicado bajo la mesa para no poder ver qué porción cuenta con la "féve" oculta (pequeño muñeco de porcelana) que indicará al rey de ese día, va eligiendo a quién le corresponde cada trozo de "galette".
El nombre de la "féve" se debe a que antiguamente era, en lugar de un muñeco, una simple haba.
En España la figura oculta suelen ser imágenes del pesebre, como la Virgen y San José, mientras en México generalmente se trata de figuras de plástico que se refieren al Niño Jesús, y en Francia la "féve" es un auténtico objeto de colección, con distintas temáticas y series.
Si la rosca típica de los países latinos se parece a una corona, con las frutas que semejan piedras preciosas, en Francia "para completar la fiesta -concluyó Falchi- la 'galette des rois' se acompaña con una corona de papel dorado que aterriza en la cabeza del elegido durante toda la fiesta".
Con la salvedad, respecto de las Saturnales, de que el "rey del día" podrá celebrar tranquilo porque no hay ejecución ni castigo que lo espere al otro día. (ANSA).