Una nota de nostalgia vintage marcó el cierre de la feria tecnológica CES, en Las Vegas, Nevada, con la presentación de un modelo de jukebox para vinilos, más conocidas en Hispanoamérica como rockolas, por parte del tradicional fabricante Crosley, a 25 años de dejarlas de producir.
Tras un cuarto de siglo la firma, especializada en sistemas de reproducción de audio, puede decir ahora que es la única en el mundo que fabrica estos bellísimos artefactos, íconos de la primera cultura rock, con su edad de oro en los años 50 del siglo pasado.
De todos modos no serán fáciles de obtener pues se hará una edición limitada hasta mayo de este año y el precio de lista por unidad rondará los doce mil dólares. El modelo de rockola mostrado puede contener unos setenta discos de 45 revoluciones y unas 140 canciones en total, considerando los lados B, y para escucharlas, los usuarios deberán pulsar los clásicos botones rojos.
Pero, para ajustarse a los nuevos tiempos, esta moderna rockola viene con un corazón de alta tecnología que permite elegir canciones a distancia y también hacer sonar otros temas fuera de la selección predeterminada, por medio de una conexión de Bluetooth que la vincula a cualquier otro tipo de equipos digitales.
Una manera sabia de combinar lo nuevo y lo clásico, en momentos en que cualquier pequeño reproductor de mp3 o mp4 permite llevar en un rectángulo diminuto cientos o miles de discos en formato digital dentro de un pequeño bolsillo.
La vuelta a la vida de la rockola decidida por Crosley está en sintonía con un verdadero renacimiento del mercado de los vinilos, que, según datos de la Entertainment Retailers Association, registró en 2016 un crecimiento sobre una base anual del 56,4%.
Un justo broche musical para el máximo salón de la electrónica mundial, el CES que recibió cerca de 175 mil visitantes durante tres días, entre el 5 y el 8 de enero, con más de 55 mil asistentes extranjeros. (ANSA).
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