Esta cepa autóctona de la bella ciudad medieval da origen al único vino blanco "femenino" en una zona de producción de tintos con cuerpo y es la protagonista absoluta del libro "Vernaccia de San Gimignano", de Armando Castagno, con el apoyo del Consorcio de Denominación de la localidad.
"Este no es un libro auto celebratorio, no escribimos el nombre de ninguna empresa productora: es, en realidad, el vino hecho texto", declaró el autor durante la presentación de la publicación.
El vino Vernaccia, dijo, "es la verdadera expresión de la comunidad de San Gimignano, de su paladar y de su historia". Los rastros de esta cepa, que muchos italianos descubrieron durante los últimos cincuenta años, pueden hallarse en 1276.
Incluso Dante habla del Vernaccia en "La Divina Comedia", en el canto XXIV del Purgatorio: es la bebida que llevó al Papa Martín IV a cometer el pecado capital de la gula. Esta es una de las tantas pistas que dan cuenta de cuán arraigada está en estas tierras este tipo de vino. Pero también, el libro mira al futuro al detallar sus condiciones de producción responsables que respetan el medioambiente.
Dividido en distintos capítulos, el libro está ilustrado con bellísimas fotografías y sus textos están escritos en italiano y en inglés, con un lenguaje simple y directo, a pesar de que abunda en detalles técnicos.
La idea es comprender qué se esconde realmente -o que tesoro puede descubrirse- en una copa de vino. El volumen tiene un apartado dedicado a los rostros de los protagonistas "históricos" de la producción del Vernaccia, es decir, de quienes de maneras diversas y en distintos momentos, con el trabajo de sus propias manos, contribuyeron a convertir a este vino blanco un producto de calidad excelente.
De paso, le otorgaron más brillo, a una ciudad rica en arte y tradición como San Gimigniano, cuyo centro histórico fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
El libro es, además, una especia de guía turística. Para conocer mejor el espíritu local posee un "pequeño diccionario de términos del campo de San Gimigniano" que, además, permitirá evitar malabares a la hora de comprender el dialecto local.
Las palabras más comunes que escucharán en la zona son "nicchiaio" (la tierra de la rica zona de los caracoles y los fósiles); "scatigna" (mala suerte); "torso" (sorbo de vino) y, sin duda "nafantare" (ponerse a trabajar de manera febril), una tradición que sostienen, a través de los siglos, los habitantes de San Gimigniano. (ANSA).