Esta semana en Washington, una asesora de Trump, Helen Aguirre Ferré dijo que el presidente "ha sido muy claro" sobre el hecho de que habrá una evaluación referida a "todos los acuerdos" firmados con la isla por la administración de Barack Obama. Las llegadas de cruceros, no sólo de Estados Unidos, han beneficiado al comercio turístico en el área portuaria habanera, incluyendo coches tirados por caballos que ofrecen paseos por los alrededores.
Según estadísticas oficiales, en lo que va de 2017 se han recibido en Cuba 55 mil cruceristas, número que se espera aumente a 300 mil cuando cierre el año. "No creo que Donald Trump quite estos viajes", dijo a ANSA Carlos, un taxista privado, beneficiado como muchos de sus colegas por las llegadas de los buques: "De esto no saca ventaja sólo el gobierno, también muchos cubanos que llevamos más dinero para la casa", dijo.
Granma saludó a la llegada de Marina con el titular "Nuestro país, un destino clave para cruceros norteamericanos". El diario oficial anunció por otra parte que la de esta semana es la primera de 10 escalas que hasta el momento la Norwegian tiene previstas para Cuba en 2017.
Citó además a Frank del Río, presidente ejecutivo de la firma, quien subrayó que "este es un sueño que tengo desde hace décadas". El buque, con una capacidad de 1.258 pasajeros, visitará además los puertos cubanos de Cienfuegos, en la costa sur del país y Santiago de Cuba en el extremo este.
El periódico se quejó de que los pasajeros estadounidenses pudieron hacer el viaje a partir de obtener "una licencia general otorgada por la administración estadounidense que avala que el viajero pertenece a una de las doce categorías aprobadas por Barack Obama" como excepción del embargo.
La Carnival Corp, la operadora más grande del mundo de esos barcos de recreo, rompió "el hielo" de Estados Unidos y Cuba con su primer buque que entró en la bahía habanera el 1 de mayo de 2015. (ANSA)