Tras el último adiós de las FARC a sus armas, un grupo 200 excombatientes soportaron el martes pasado un fuerte aguacero que arreció sobre el lugar donde acaban de entregar su arsenal para observar el documental "El silencio de los fusiles".
Sin apartar las miradas de la pantalla, siguieron por más de una hora la cinta que relataba cómo se adelantaron las negociaciones de paz en La Habana, que recién los acaba de desarmar y que ahora los tenía a las puertas de convertirse en un grupo político.
"Fue una bella coincidencia como muchas otras que me ocurrieron a lo largo de esta película", aseguró a ANSA Natalia Orozco, la periodista y documentalista que hace cuatro años se embarcó en la empresa de filmar cómo se gestaba la paz en su país.
"Yo soñaba como cualquier periodistas que ha nacido en una nación en guerra hacer la historia de su país buscando la paz", agregó la directora sobre la principal razón que la motivó a registrar el largo proceso de pacificación y a indagar sobre las causas de medio siglo de guerra.
En 2012, cuando Orozco concluía su anterior documental, "Benghazi, más allá del frente armado", se enteró de las reuniones secretas entre delegados del gobierno de Juan Manuel Santos y las FARC para iniciar charlas de paz.
"Ahí entendí que si todo estos rumores que se decía eran verdad, los próximos años de mi vida estarían marcados por esa búsqueda y me lancé a hacerlo", añadió.
El documental recoge las dificultades y tensiones vividas durante las negociaciones en La Habana.
Se apoya, además, en un basto de archivo de imágenes de televisión para recordar cómo fueron los 53 años de guerra interna.
También pregunta sin ambages ni cortapisas a los hombres de cada bando sin dejarse contagiar por el sentido maniqueo que reverbera en la opinión pública y en algunas ocasiones deja escapar temores y anhelos de la directora, tocada en su intimidad por el momento histórico que está viviendo.
Desde el inicio, Orozco entendió que no sería una camino fácil, que tendría que enfrentar la desconfianza de las partes, soportar los desplantes públicos de aquellos que se indignaban por su labor y hasta enfrentar sus propios temores y rabias con unos y otros.
"Confieso que tenía muchas prevenciones", develó la realizadora, no solo con las FARC, que al inicio desconfiaban de ella: una 'burguesita de ciudad', también hacía los militares y sus pecados de guerra, incluso con la clase política a quien atribuye buena parte de los orígenes del conflicto.
"Si bien en todos los bandos de esta guerra hay gente mezquina o profundamente cruel que hicieron actos monstruosos no son monstruos; son seres humanos a los que hay que invitar, persuadir y darles las oportunidades para que coexisten en este país, de una manera también diferente a como lo han hecho" sostuvo.
Orozco reconoció que tuvo temor por el nivel de polarización, incluso tenía previsto marcharse del país una vez concluyera el filme, pero "he encontrado apoyo y mucha generosidad".
"Para mí fue también fue un proceso de reconciliación con mi universo más cercano, con ese mundo con el que tenía conflictos", aseguró.
La película, que fue exhibida en varios festivales, se estrenará en el país el próximo 20 de julio, día nacional, en otra feliz coincidencia para su realizadora.(ANSA).
 (Copia).jpg)
increase font size
