Chile-Avistaje de ballenas jorobadas en el Estrecho de Magallanes
Al sur del mundo, historias de antiguos navegantes, pingüinos rey, sitios arqueológicos, tradiciones de pueblos originarios que aún perduran, además de un circuito de turismo científico, conviven en esa imponente encrucijada de montañas, glaciares, llanuras e islas que une a los océanos Atlántico y Pacífico, el estrecho de Magallanes.
La región chilena de Magallanes y Antártica, una extensión de 132.032 kilómetros cuadrados habitada por unas 160 mil personas, tiene el inigualable magnetismo de los lugares remotos y vírgenes.
Tal vez por ello, en los últimos dos años, gran cantidad de argentinos -siguiendo a quienes cruzan a Chile en los tan mentados tours de compras- optaron por priorizar la aventura antes que el shopping. Así lo sostuvo Jorge Prieto Márquez, del Hotel HD de Puerto Natales, en diálogo con ANSA en el marco de la presentación en Buenos Aires del Programa de Consolidación y Nuevos Destinos de la Patagonia Chilena.
"La idea es no solo atraer a más turistas argentinos sino poder canalizar a los viajeros europeos y de Estados Unidos que visitan Buenos Aires y luego van a la Patagonia Argentina, afirmó.
Para quienes gustan de las compras, Márquez sostuvo que la ciudad de Punta Arenas, capital de la región, es "zona franca": por lo tanto, generalmente se venden tours "que incluyen 3 días en Calafate -localidad en la provincia argentina de Santa Cruz, en la Patagonia- y tres en Puerto Natales. Y uno de esos días lo destinan a hacer shopping". En el evento, organizado por el Servicio Nacional de Turismo (SERNATUR) de Chile, se presentaron los principales lineamientos de la promoción de la región más austral del mundo, además de nuevos circuitos y destinos. En apoyo, llegaron operadores turísticos y representantes de hoteles.
Un recorrido por la zona coronada por el mítico paso descubierto en 1520 por el navegante portugués Hernando de Magallanes, debe comenzar por Punta Arenas, una ciudad moderna que conserva en las construcciones el estilo de los pioneros suizos, franceses, británicos, españoles y alemanes. Además de ser el lugar ideal para tomar como base de un viaje más extenso, tiene interesantes museos, un centro artesanal donde se consiguen piezas únicas en lana y madera con la impronta de la etnia selknam y uno de los circuitos gastronómicos más venerados a nivel internacional. A pocos kilómetros del centro urbano se despliegan senderos de trekking, áreas para acampar y la frutilla del postre: pistas de esquí con vista al mar.
La región tiene 12 áreas silvestres protegidas y una de las ocho maravillas del mundo: el Parque Nacional Torres del Paine.
El Parque Marino Francisco Coloane, en la Isla Carlos III, da la oportunidad de contemplar ballenas jorobadas mientras se recorren los archipiélagos australes. Muchas compañías ofrecen cruceros de varios días, realizando paradas intermedias en parques e islas.
Desde noviembre, el encuentro cercano con pingüinos magallánicos es un hecho en la isla Magdalena. El viaje hacia allí, escoltado por delfines australes, es extraordinario.
Puerto Natales, a 146 kilómetros al norte de Punta Arenas, es acaso conocido por ser el punto de partida para la navegación de fiordos y canales hasta llegar a los imponentes glaciares Balmaceda y Serrano.
Pero también se puede cabalgar hacia las emblemáticas estancias ganaderas, que se apostaron en la zona a fines del siglo XIX. Y hacia el norte, en Puerto Edén -con el marco del Parque Nacional Bernardo OïHiggins, hay circuitos de kayak entre los hielos y se pueden visitar las comunidades kawésqar. Cerca está la enigmática Cueva del Milodón, que se formó en el Pleistoceno por la erosión de las olas marinas y que albergó a aquél mamífero extinto (una especie de perezoso gigante), junto al tigre de dientes de sable.
La caverna no es la única zona de atracción científica. El Parque Etnobotánico Omora, ubicado en la Reserva de Biosfera Cabo de Hornos, en Puerto Williams, es especial para el "turismo con lupa", al que se suman no solo especialistas sino viajeros curiosos. Literalmente, una lupa permite a los visitantes observar más allá de lo que puede verse a simple vista y descubrir un mundo maravilloso entre los milenarios bosques de lengas, coihues y ñires: posee más de 800 tipos de musgos, líquenes y briófitas que representan un 5 por ciento de todas las especies de ese tipo presentes en el planeta. Una gran oportunidad para los adeptos a la microfotografía. Y no es todo: a un paso, desde Porvenir -capital de Tierra del Fuego- en la ruta hacia el sur, con proa a Antártica, se observan las colonias de los elegantes pingüinos Rey. (ANSA).