Verdugo de Sudamérica -primero de Perú y en octavos de Argentina-, la Francia que nos recuerda Africa sumó hoy a Uruguay a su lista y avisó que quiere un bis en Rusia, veinte años después de coronarse en 1998.
Si la campeona del '98 de "Black-Blancs-Beur" (negros, blancos y árabes) tenía a Liliam Thuram, Patrick Vieira, Christian Karembeu, Marcel Desailly y Zinedine Zidane, hijos de inmigrantes, la selección de Rusia cuenta con Kylian Mbappé, Samuel Umtiti, Paul Pogba, Corentin Tolisso, Ngolo Kanté, Ousmane Dembelé, Blaise Matuidi, Steven Nzonzi y un total de doce jugadores que remiten a raíces africanas. Africa ni siquiera clasificó a un equipo a segunda fase de Rusia, pero Francia recuerda a su fútbol técnico, veloz y físico, como lo sufrió el Uruguay del DT Oscar Tabárez.
Justamente el "Maestro" finalizó hoy su contrato de doce años al frente de una gran generación de jugadores, algunos de los cuales salieron con lágrimas.
Su público, unos siete mil hinchas, algunos de los cuales llegaron sobre la hora tras un viaje en auto de más de siete horas desde Moscú, la despidieron con aplausos, mientras que, en el segundo tiempo, se escuchó a casi todo el estadio, rusos incluidos, gritar "Uruguay, Uruguay". Tabárez, cuya continuidad es incierta, admitió que Francia ganó bien, confirmando su gran eficacia: 6 tiros al arco y 6 goles ante Argentina y Uruguay, aunque la "Celeste", sin Edinson Cavani, lesionado, tampoco hizo mucho en ataque.
En rigor, Uruguay creó una única ocasión en 90 minutos, un cabezazo de Martín Cáceres fruto de un tiro libre, magníficamente tapado por Hugo Lloris, en una mejores atajadas en lo que va del Mundial.
Minutos antes, Fernando Muslera no pudo lucirse en cambio ante un cabezazo de Raphael Varanne en el 1-0 de Francia y luego sí fue completamente responsable del segundo, un mal cálculo ante un tiro fácil de Antoine Griezmann que sepultó a Uruguay.
Griezmann, tal como le había dicho horas antes al exjugador Carlos Bueno, uno de sus tantos amigos uruguayos, no celebró su gol, y fue figura en un partido para él incómodo, por su gran vínculo con la "Celeste", que ocupó amplio espacio en las redes sociales.
Griezmann, Pogba y Kante fueron acaso las mejores figuras de una Francia cínica, que levanta a Didier Deschamps, pese a que hasta sólo días antes del Mundial el DT era criticado y la prensa decía que "DD" se iría y llegaría en su lugar "ZZ" (Zinedine Zidane).
También había jugadores que recibían críticas y algunos medios apuntaban que algunos de ellos no cantaban La Marsellesa, haciendo recordar una ironía sobre la selección campeona y multiétnica del '98.
Un votante de la extrema derecha le decía a su candidato, Jean Marie Le Pen, que había jugadores de la selección que no cantaban el himno. "Mientras sigan haciendo goles...", era la respuesta del político.
En rigor, si bien controló el mediocampo, Francia estuvo hoy lejos de deslumbrar, pero ya casi nadie critica a Deschamps, acaso porque, como dijo alguna vez el propio Tabárez, "en el fútbol el que gana tiene razón".
La Francia de Deschamps, quien eligió al más duro Tolisso antes que al hábil Fekir, representa de buena manera lo que era su actual DT como capitán de la selección campeona del '98, precisión táctica, practicidad y gran trabajo colectivo.
Uruguay inició buscando imponer dureza física, acaso en línea con bromas de las redes sociales que antes del partido decían que a Griezmann, que llegó al estadio tomando mate, le faltaban "muchas cosas para ser uruguayo.
Pero no alcanzó esa dureza física liderada por un gran Diego Godin, una intensidad a la que le faltó gol, con Suárez muy solo sin Cavani (lo reemplazó un discreto Christian Stuani) y anulado por Varanne-Umtititi. Su llanto final graficó una etapa acaso final para varios jugadores, que difícilmente puedan jugar Qatar 2022.
Su campaña en Rusia, cuatro victorias -la última ante el Portugal de Cristiano Ronaldo- hasta que llegó Francia, generó ingresos de 17 millones de dólares a la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF), que agradece el compromiso que ha tomado también todo el plantel afuera de la cancha.
Es una puja que busca poner fin a un largo poder contractual sobre los derechos del fútbol uruguayo del empresario Paco Casal, un partido acaso más profundo que el de hoy ante una Francia que fortaleció hoy sus aspiraciones de título en Rusia.
Sudamérica ha tomado nota de ello. Y lo ha pagado.(ANSA).
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