Buenos Aires (Argentina) - Buenos Aires es la ciudad de los "cien barrios porteños", aunque realmente no sean tantos: el listado "oficial" solo cita 48, cada uno con su alma propia, sus costumbres y tradiciones.
En las vacaciones de invierno, durante la segunda mitad del mes de julio, es cuando los propios porteños y los visitantes aprovechan para descubrir los secretos de su propia ciudad.
Para ellos el Ente de Turismo de Buenos Aires ofrece visitas guiadas, muchas de ellas gratuitas, que permiten conocer la capital argentina desde una nueva perspectiva: son las dos semanas en que la ciudad siempre ajetreada se llena de niños, de espectáculos infantiles, de familias de paseo.
En un país tan futbolero, Buenos Aires no puede ser menos.
Por eso los lunes y miércoles es posible conocer -a lo largo de unas siete horas- La Boca, el barrio de la mítica "Bombonera", y recorrer otros estadios y museos de fútbol, desde River Plate a San Lorenzo, el cuadro del papa Francisco.
Justamente el pontífice nacido en el barrio porteño de Flores tiene allí también un circuito temático, los fines de semana y feriados. Anécdotas, enseñanzas, valores y recuerdos del papa se van desgranando a medida que el paseo avanza desde la Catedral, en el centro de la ciudad, hasta el barrio de Flores, donde nació y pasó sus primeros años.
En el sur de la ciudad, Boedo es otro destino en sí mismo. Un barrio pequeño pero clave para la historia de la literatura argentina y del tango, que se concentra en la esquina Homero Manzi y en los muchos recuerdos que las composiciones del "dos por cuatro" dejaron en todo el barrio.
Pegado a Boedo, Caballito le debe su nombre a una antigua veleta. Está en el corazón geográfico de la ciudad y es el protagonista del "surf urbano". Se lo puede recorrer, de la mano de los guías de turismo de la ciudad, a bordo de un triciclo eléctrico para transitar los bordes del lago del Parque Centenario, el imperdible Museo de ciencias Naturales y el observatorio de la Asociación Argentina de Astronomía.
Pero Buenos Aires no termina nunca de brindar sorpresas. La ciudad, que tradicionalmente le da la espalda al río, permite sin embargo salir a remar en los diques del nuevo barrio de Puerto Madero.
Remando a lo largo de una hora y media, en botes para diez personas, se pueden descubrir el antiguo puerto, las fragatas históricas y el Puente de la Mujer diseñado por Santiago Calatrava.
Mientras tanto Barracas, antiguamente un barrio de alcurnia y hoy capital del diseño, ofrece una visita guiada para descubrir sus graffiti y murales. Especialmente el pasaje Lanín, con las coloridas paredes que realizara el artista Marino Santa María.
Y no podría faltar, por supuesto, la historia que se concentra en el barrio de San Nicolás, cuyas calles unen las sedes del Poder Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial.
A lo largo de cuatro kilómetros, la caminata pasa por la Casa Rosada, sede de la presidencia, el Congreso donde sesionan diputados y senadores, y el Palacio de Tribunales, donde se dirime la justicia. Y sin duda, al final de tanto recorrido, se habrá descubierto el alma más íntima que guarda la ciudad en sus barrios, donde cada uno podría concluir, con Jorge Luis Borges: "A mí se me hace cuento que empezó Buenos Aires: la juzgo tan eterna como el agua y el aire". (ANSA).
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