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Giovedì, 15 Novembre 2018 19:02

Injerencia humanitaria o invasión militar?

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Léase bien. Nunca estaré de acuerdo con una invasión a nuestro país. Por eso protesto y seguiré protestando contra la invasión de que somos victima por parte de los ejércitos cubanos, chinos iraníes, rusos y de los guerrilleros del ELN colombiano. Todos ellos están desplegados a largo y ancho del país controlando las pocas áreas que todavía producen en nuestro territorio, especialmente la petrolera, la de oro y otros minerales. Igualmente, el control que ejercen en los puertos, aeropuertos, registro y notarias, que han hecho que los venezolanos no tengamos identidad propia porque todo eso se maneja con archivos en los países que nos tienen invadidos y secuestrados.

Sin embargo, en contraste con esa posición de no invasión a nuestro territorio, si consideramos que por la misma situación y la terrible crisis humanitaria que tiene a decenas de niños recién nacidos muriendo por desnutrición, centenares de enfermos muriendo por falta de medicamentos en los hospitales, miles de personas comiendo de la basura y millones que han salido huyendo del país tratando de salvarse de la crisis, es necesario una injerencia humanitaria por parte de la Comunidad Internacional de acuerdo a las normas contempladas en la Carta de ONU y la OEA, que permita frenar la crisis que mata lentamente a mas del 95% de la población de nuestro país.

En la Venezuela rural que duró hasta finales de la década de 1960, de forma aislada algunos jóvenes después de graduarse de bachiller se venían a Caracas para seguir estudiando porque en el interior todavía no había universidades ni tecnológicos. Algunos tenían familias donde llegar y otros que no tenían lo primero que buscaban era una pensión donde pagaban tres bolívares diarios para dormir y la comida la hacían en cualquier parte. Estos jóvenes lograban echar palante y poco tiempo después regresaban a sus hogares de origen convertidos en técnicos o profesionales en progreso y hasta con una familia, de visita o para quedarse trabajando en sus pueblos o ciudades originarios.

Pero con la llegada de la peste roja a Venezuela en la década del 2000, en pleno siglo 21 y con la revolución tecnológica en pleno desarrollo, jóvenes y no tan jóvenes, profesionales, técnicos o no, han tenido que salir huyendo de sus pueblos y ciudades para otros países por culpa de la crisis humanitaria que se vive. La inmensa mayoría de esos venezolanos que han salido caminando por las carreteras no sabe dónde llegarán ni con que se van a topar. Los mas afortunados logran conseguir trabajo no de lo que estudiaron ni para lo que se prepararon, sino de cualquier cosa para ganarse la vida y sobrevivir.

Sin embargo, en los últimos tiempos hemos visto políticos opositores diciendo no estar de acuerdos con una intervención militar en nuestro país, confundiendo o tratando de confundir que invasión militar es igual a injerencia humanitaria, cuando la vaina no es así porque una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa. Igualmente hemos visto a ciertos “analistas” hablando “técnicamente” sobre la imposibilidad de una invasión militar a nuestro país, porque según ellos, los tiempos y los cálculos no dan, pero al final se manifiestan contrario a la invasión militar, poniendo en tela de juicio todo el “esfuerzo” que hacen para justificar el “tecnicismo” que desarrollan sobre la invasión militar que solo está en sus mentes.

Ahora bien. Sin que nos declaremos como “analistas” militares especialistas en invasiones, sería interesante que una persona con solapa y corbata que se opone a la injerencia humanitaria que permitiría traer recursos para enfrentar la crisis, le pregunte a las madres y familiares de las decenas de niños que mueren mensualmente por desnutrición, los centenares que mueren por falta de medicinas en hospitales o en sus casas, los miles que están comiendo de la basura por no tener mas nada y los millones que han salido huyendo y residenciarse en otros países para poder sobrevivir, si quieren que la situación se resuelva ya o hay que seguir esperando.

En ese sentido hay cosas que sucedieron en el pasado reciente que no han sido suficientemente aclaradas. Por ejemplo, hubo personas que utilizando los altos cargos que le proporcionaron la histórica votación protagonizada por el pueblo venezolano el 6 de diciembre de 2015, que posiblemente frotándose las manos cuando vieron que países como EEUU, Canadá y la Unión Europea, anunciaron la donación de millones de dólares y euros para socorrer a los desplazados venezolanos hacia otros países, intentaron descaradamente y a plena luz del dia, con el cuento de organizar la diáspora quisieron nombrar responsables para que manejaran ese dinero en cada país receptor de migrantes venezolanos, como si se tratara de una piñata para carajitos.

En ese mismo orden sería interesante que esos políticos opositores que todos días se dan golpes de pecho diciendo que defienden al pueblo y los “analistas” que hacen ensayos para poner a circular de forma interesada por todas las redes sociales, le pregunten al resto de los 26 millones de venezolanos que todavía resisten en Venezuela y se niegan a abandonar su país, si creen en esas teorías que solo parecieran estar orientadas para que todo siga igual son las correctas. Sin duda que esos “políticos” con sus argumentos y “analistas” con sus “tecnicismos” tendrán sus razones para sostenerlas. Decía mi Santa Madre: “piensa mal y acertaras”.

Gerónimo Figueroa Figuera  CNP: 569   @lodicetodo

 

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