El responsable del concepto escénico de "La Traviata", el italiano Leo Castaldi, ha sido el encargado de dividir el escenario en cuadrados de dos metros por dos: "Cada corista habitará uno de estos cuadrados y cada solista va a tener una isla propia en las escenas que hay más gente".
Su idea, afirmó, fue "hacer de los protocolos los elementos del lenguaje".
En la puesta en escena de la enfermedad de Violeta "hemos trasladado lo que hemos aprendido con esta pandemia: si entramos en una habitación de una persona que muere de un virus muy contagioso, no nos abrazamos".
Así, "escenificamos esta nueva manera de entender la enfermedad para enseñar el sentimiento y la emoción que están debajo. El público entiende que Alfredo quiere abrazar a Violeta, pero no puede". La música, apuntó, "llena las distancias: no se podrán abrazar pero lo que se cantan entre ellos en un dueto llena la distancia de ese abrazo".
La soprano Marina Rebeka, que interpreta a Violeta, dijo que "estamos muy conectados con este personaje porque cualquiera en la sala entiende que podría estar en esta situación, cuando uno muere sin poder respirar solo, sin que nadie pueda acercarse a él por el miedo".
Para el estreno del 1 de julio el Teatro Real estudió "miles de variantes" de medidas de seguridad, en las que ha invertido 340.000 euros y dedicado más de 3.000 horas a su limpieza.
En lugar de una ópera dramatizada, será un "concierto semiescenificado", por lo que a los abonados les ha sido devuelto una parte de lo que habían pagado.
Estaba previsto que la ópera de Verdi fuera representada del 9 al 24 de mayo y del 7 al 19 de julio.
De las 19 funciones se ha pasado a 27 con aforo reducido, de 869 localidades en lugar de 2.000, que se ofrecerán del 1 al 29 de julio con cuatro repartos distintos.
Como Violeta estarán las sopranos Marina Rebeka, Ruth Iniesta, Ekaterina Bakanova, Lana Kos y Lisette Oropesa; como Alfredo Germont, los tenores Michael Fabiano, Ivan Magrì, Matthew Polenzani e Ismael Jordi; y como Giorgio Gremont, los barítonos Artur Rucinski, Nicola Alaiamo, Luis Cansino y Javier Franco. Los artistas que llegaron de fuera de España guardaron la cuarentena en Madrid y a todos les fue realizado el test del coronavirus.
En los accesos al teatro se realizará un control de temperatura, habrá alfombrillas desinfectantes, y el programa de la función será digital con código QR.
Joan Matabosch, director artístico del Teatro Real, se mostró contrario a "esperar a que las cosas se normalicen por sí solas" y dijo que en cambio "los teatros tenemos que contribuir a que se conquiste esa normalidad". "La Traviata" se hace "por respeto al público y a los artistas, los grandes damnificados de esta situación".
El Teatro Real es el primero de esta talla que abre sus puertas pues otros, como La Scala, lo hará en septiembre y la Met Opera de Nueva York, en diciembre. El director musical es el italiano Nicola Luisotti, "el primer director que cerró y ahora soy el primero que abre un teatro".
Luisotti relató que el 23 de febrero, cuando estaba saludando a los artistas media hora antes de la función en La Scala de Milán, llegó la orden del gobierno de interrumpir inmediatamente el concierto.
"No podemos estar toda la vida pensando que nos podrá suceder algo, tenemos el deber de volver a la vida. No tenemos que tener miedo de vivir. Tenemos que tener miedo de no vivir", consideró. (ANSA).