El número de muertos por el devastador terremoto de 7,8 en la escala de Richter que azotó a Turquía y Siria el pasado lunes llegó a los 11.200, según las últimas cifras oficiales, mientras los equipos de rescate siguen buscando supervivientes y víctimas entre los escombros de los edificios derrumbados.
Decenas de países enviaron equipos de rescate para ayudar en la búsqueda, y el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, llegó a Kahramanmaras, a pocos kilómetros del epicentro del terremoto, para acompañar las operaciones de rescate.
Entre tanto, siguen surgiendo historias e imágenes increibles en los lugares de la tragedia. En Hatay, Turquía, un niño de ocho años fue rescatado de los restos de un edificio derrumbado después de 52 horas. Yigit Cakmat fue entregado a la madre, que lo recibió con un gran abrazo.
Y en Siria, una niña de ocho años fue rescatada con vida después de pasar más de 40 horas atrapada bajo los escombros en la ciudad de Salqin.
Por su parte, el Papa Francisco, en su audiencia general de este miércoles, llamó a la solidaridad con las poblaciones afectadas por el desastre.
"Mi pensamiento en este momento va a las poblaciones de Turquía y Siria duramente golpeadas por el terremoto. Agradezco a quienes se han comprometido a llevar ayuda y animo a todos a mostrar solidaridad con estos territorios, parte de ellos ya martirizados por una larga guerra" , dijo. (ANSA).