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Lunedì, 29 Agosto 2016 17:27

Box y pasión en "Sangre en la boca"

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Buenos Aires, (Argentina) - La íntima y velada relación entre la pasión y la violencia se pone de manifiesto en "Sangre en la boca", el nuevo filme del argentino Hernán Belón.


"Esta película tiene que ver con la ilusión de evasión; con cómo transitar las crisis personales", dijo el realizador, sobre el reciente estreno comercial de la cinta, en entrevista con ANSA.
El protagonista del filme argentino en coproducción con Italia, es Ramón Alvia (Leonardo Sbaraglia), un boxeador profesional de mediana edad con varios títulos internacionales en su haber que está llegando al final de su carrera.
   Se retira tras defender con éxito el título de campeón Sudamericano y la idea es montar un negocio familiar, para manejar junto a su esposa (la actriz italiana Erica Banchi) y pasar más tiempo con ella y sus dos pequeños hijos.
Todo parece marchar sobre rieles, aunque en apariencia. Ramón libra una batalla interior: siente que le debe más dedicación a su familia pero, a la vez, se siente todavía muy fuerte físicamente y cree que aún puede seguir sobre el ring.
   Como sucede en casi todas las crisis, siempre hay un detonante que termina por inclinar la balanza hacia un lado u otro. Ramón decide volver al gimnasio para descargar tensiones y descubre allí a Débora (Eva De Dominici), una joven y muy bella boxeadora que ha llegado a Buenos Aires desde el interior del país y que aspira a las grandes ligas.
De algún modo, ella representa la juventud, el vigor y la pasión perdida por Ramón y muy pronto ella deviene en una obsesión para él.
Según Belón, "más allá del box, la historia habla de la crisis de un deportista, que si bien todavía es un hombre joven, para su profesión no lo es y debe declinar en lo físico. Y eso le resulta muy difícil".
   Débora tiene una vitalidad salvaje y un halo de misterio que Ramón se propone descubrir. No tardarán en intercambiar golpes en el ring y luego sexo apasionado, para sellar el inicio de una relación tortuosa.
"Esta es una película sobre la pasión", sostuvo el realizador.
"Mi intención era plantear qué sucede en la pareja cuando uno de ellos ingresa en una crisis existencial y qué pasa con los vínculos afectivos, cómo se superan esos cambios", explicó.
Ya en "El Campo" (2011) -también protagonizada por Sbaraglia- Belón había abordado los conflictos en la vida de a dos.
"En aquel filme uno de los grandes temas era la maternidad y la paternidad: ya no son dos, sino tres, y se crean otras dinámicas de conflicto. 'Pero en Sangre en la boca' el tema excluyente es la pasión arrolladora", detalló.
Para el director la cuestión central es "mostrar cómo en el enamoramiento está también latente la pulsión de muerte".
"Es un tema que, en general, está fuera de análisis. Y, en este sentido, la idea tiene una relación estrecha con el box", subrayó Belón.
Los boxeadores, señaló el cineasta, "sobre el ring, no perciben tanto la violencia de los golpes: para ellos, el box tiene mucho de pasión, sienten una adrenalina especial".
Durante varios años de investigación, se contactó con diversos boxeadores, muchos de los cuales participan en la película. Es el caso de Diego "La Joya" Chávez -que entrenó tanto a Sbaraglia como a De Dominici-; Pablo "Elvis" Paoliello y Erica "La Pantera" Farías. Chávez, y antes su propio entrenador, Fernando Muñoz, contribuyeron a la extraordinaria transformación física de Sbaraglia para su rol.
"Pensamos mucho en cómo crear a Ramón. Yo temía un poco porque Leo un tipo muy lindo y refinado y teníamos que transformarlo en una persona más tosca. Debo admitir que fue un gran trabajo de imaginación de su parte. Es un actor impresionante", sostuvo Belón.
Sobre cómo fue incursionar en el ambiente del box, el realizador dijo que logró "entender cómo funciona".
"Es un espacio muy interesante, diferente a lo que se piensa de él. Los boxeadores son deportistas y siguen una férrea disciplina para ascender en el box. Por otra parte, la violencia, en general, la subliman en ring. Cuando los conocés, comprendés que son tipos amorosos", detalló.
"Es gente muy sacrificada, con vidas difíciles, que entrenan contra viento y marea. A pura pasión", subrayó el director.
Esa pasión, como un gran motor, y todos sus matices están desplegadas en "Sangre en la boca".
"Me entusiasma comprobar que, aún en tiempos de Tinder (aplicación para concertar citas, Ndr), no todos los vínculos son asépticos: la gente se sigue enamorando como loca y se engancha en historias arrasadoras", concluyó. (ANSA).

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