De algún modo profundo que los historiadores aún discuten, la Segunda Guerra Mundial terminó definitivamente el 9 de noviembre de 1989. La caída del Muro de Berlín, que dividía la capital alemana desde 1961, clausuró un capítulo de la historia contemporánea (el denominado, en expresión afortunada de Eric Hobsbawm, “el corto siglo XX”) marcado por la división ideológica de Europa en dos bloques: uno occidental, capitalista, y otro oriental, comunista.