El secreto del romanticismo parece residir en tener el estómago lleno más que en la luz tenue de las velas y una música melosa, según los resultados de un estudio de la Drexel University de Filadelfia, publicado en la revista científica Appetite. Según los investigadores, que evaluaron las reacciones cerebrales de diversas personas, "las mujeres serían más sensibles al romanticismo después de una buena comida".