La cocina milanesa está al mismo tiempo fuertemente caracterizada por los elementos del territorio e influenciada tanto por las tradiciones culinarias de los numerosos gobernantes que han seguido a lo largo del tiempo en la ciudad, como por su papel histórico como centro de intercambio. Del cultivo de arroz que se practica en la zona baja de Milán se deriva la amplia difusión de risottos, mientras que de la cría de ganado vacuno y porcino, los platos típicos de carne y salami: el duro clima invernal combinado con la disponibilidad de leña son, en cambio, la base de largos platos de cocina. como sopas, hervidas o estofadas.