“Son todos unos ladrones. No pienso votar”, asegura Piero, un comercial de 54 años, mientras elige los tomates de mejor aspecto en un puesto del mercado de Campo di Fiori, en el centro de Roma. “Yo creo que al final votaré, pero aún no he decidido por quién, estoy entre un par de opciones”, afirma Sabrina, de 42 años, mientras le da el cambio a un cliente que se lleva unas berenjenas. Y, como ellos, habría alrededor de unos 10 millones de italianos…