En Zulia, la luz llegó en la madrugada de este viernes, mientras que en Yaracuy, el apagón duró más de 10 horas, pero en Mérida, Táchira, Barinas, y parte de Lara, tuiteros denuncian que aún no ha llegado el servicio eléctrico.
“Todo colapsó. No están funcionando ni los semáforos y la ciudad era una locura cuando regresaba a mi casa”, relató a la AFP Berta de Ordaz, una jubilada de 73 años que vive en Maracaibo, capital del petrolero estado Zulia, el más poblado del país con unos 3,7 millones de habitantes.
El corte de luz golpeó a una decena de estados, reportaron medios de comunicación locales. El servicio era normal en Caracas.
“Me quedé en la fila de la panadería sin poder comprar nada, porque no servía el punto”, se quejó también desde Maracaibo Luisa García, refiriéndose al datáfono, pues la escasez de dinero en efectivo y la pérdida de valor de los billetes por la hiperinflación (proyectada en 13.000% este año por el FMI) hace prácticamente obligatorio su uso para cualquier compra.
El suministro eléctrico empezó a recuperarse entrada la noche en algunas regiones, tras más de cinco horas suspendido, aunque usuarios reportaban parpadeos. Otras seguían en penumbra en la madrugada.
La estatal Corporación Eléctrica Nacional (Corpoelec), sin dar detalles sobre las causas o el alcance de la falla, se limitó a anunciar que trabajaba “arduamente” para solucionar el problema.
“Personal (de) Corpoelec se encuentra laborando arduamente para restablecer el servicio eléctrico en zonas afectadas. Agradecemos su comprensión, trabajamos para usted”, señaló en mensajes difundidos en cuentas de Twitter de sus oficinas regionales.
Los apagones son habituales en Venezuela. El gobierno los atribuye a “sabotajes” de sus adversarios para crear descontento popular, mientras que la oposición los vincula con el deterioro de la infraestructura por falta de inversión, impericia y corrupción.
“Ya es un abuso. Todos los días quitan la luz. Se me echó a perder la nevera y el repuesto cuesta 3.400.000 bolívares”, dijo a la AFP Celeste Corbi, arquitecto de 49 años, en San Cristóbal, estado Táchira, fronterizo con Colombia.
El costo de la pieza para el refrigerador equivale a unos 14 dólares en el mercado negro en un país con un férreo control de cambios, pero ello multiplica por cuatro el ingreso mínimo mensual de un trabajador.
“Esto es a cada rato”, lamentó Berta, sorprendida por la falla cuando era atendida en una consulta odontológica. Su cita fue pospuesta para la próxima semana.
Según el ministro de Energía Eléctrica, Luis Motta Domínguez, 46 personas murieron el año pasado en accidentes relacionados con supuestos actos de sabotaje.
AFP