La comuna decidió poner fin a esta práctica cada vez más difundida entre los turistas, pero juzgada obsoleta e "irrespetuosa para las profesionales del sexo", según medios holandeses.
La medida apunta además a disminuir la presión turística sobre este barrio.
Desde el primero de enero de 2020 no será más posible organizar visitas independientes en la zona "caliente" de la capital holandesa sin autorización.
Las únicas visitas permitidas serán las que estén acompañadas por una guía certificada, para grupos compuestos por un máximo de 15 personas.
El impuesto para quien desee pasear de manera organizada por las calles del barrio será de 66 centésimos de euro, pero la cifra podría aumentar antes de la entrada en vigencia de la medida.
El importe sería incluido en el precio del billete vendido a los turistas.
Se calcula que un millar de grupos de turistas pasan cada semana por el distrito rojo con máximos de 28 por hora en los momentos de máxima afluencia. Desde 2018 las guías deben obtener una licencia para poder llevar a los turistas por las calles del barrio. (ANSA).