Poblada desde la antigüedad por poblaciones de linaje de Liguria, el territorio correspondiente a la actual Piacenza en cierto momento fue conquistado primero por los etruscos, luego por los celtas y finalmente por los romanos, quienes fundaron la colonia de Placentia en 218 a. C.
Delimitada por el Po y los Apeninos, la provincia de Piacenza se extiende en los extremos occidentales de la región de Emilia Romaña.
Su territorio comprende los estupendos valles de los ríos Tidone, Trebbia, Nure y Arda, cada uno caracterizado por ambientes particulares.
Aquí la naturaleza predomina entre rocas, colinas de viñedos y paisajes gobernados por campanarios, torres e imponentes fortalezas.
Un ambiente particularmente fascinante es el constituido por la llanura que bordea los ríos y las hileras de álamos que se reflejan en el Po.
Es una tierra llena de atractivo natural, en sus valles y montes, pero también llena de historia y de arte.
En el escenario de estos particulares paisajes se encuentran encantadoras aldeas medievales entre las cuales Bobbio, Castell’Arquato, Vigoleno y otros, sugestivas abadías de origen medieval y muchas iglesias románicas.
Es emocionante ir al encuentro de estos lugares que nacieron en la Edad Media a lo largo de la Vía Francígena para hospedar feligreses y peregrinos en viaje hacia Roma.
Siempre de origen medieval son los muchos castillos (más de 300 entre lo abiertos al público y los de uso privado) que con sus inconfundibles perfiles se recortan en todo el territorio, transformándolo en un rincón de infinito encanto.
Símbolo del esplendor del antiguo Ducado de Parma y Piacenza es el grandioso Palacio Farnese di Piacenza, junto a otros estupendos palacios nobiliarios de la misma época.
Muchos son los atractivos que ofrece esta tierra de diversión, especialidades gastronómicas y excepcionales vinos.
Un viaje en el Piacentino no acabará nunca de asombrar gracias a las muchas sorpresas que guarda esta tierra.
La primera etapa es Piacenza, ciudad artística rica en tesoros artísticos di distintas épocas.
Corazón de la ciudad son la Piazza dei Cavalli, dominada por el magnífico Palacio Municipal o Gótico del siglo XIII y Plaza del Duomo dominada por la Catedral de estilo románico.
Entre los numerosos y prestigiosos monumentos resalta la Iglesia de San Sisto, la Iglesia de San Antonino y el neoclásico Teatro.
Vale la pena visitar el imponente Palacio Farnese, realizado en la segunda mitad del siglo XVI y hoy sede de los Museos Cívicos que agrupa varias secciones.
En Val Trebbia surge Bobbio, aldea medieval nacido en los alrededores de la Abadía de San Colombano y famosa por su sugestivo Ponte Gobbo. Conserva arquitecturas de gran valor entre las cuales la Basílica de San Colombano, el Duomo y el Castillo.
En Val Nure merece ser visitado Burgo Grazzano Visconti. Se trata de un pueblo completamente construido en el siglo XIX en estilo “neogótico”, que reproduce la arquitectura del siglo XIV, y lleno de espacios verdes, como el espléndido parque del castillo.
Entre los tesoros de Val D’Arda se distingue Castell’Arquato con un rico centro histórico dominado por el Palacio Pretorio y la Fortaleza del siglo XIV.
Lugar de profunda espiritualidad situado en las cercanías de la antigua vía Francígena es la Abadía de Chiaravalle, magnífico ejemplo de arquitectura cisterciense.
Numerosísimos castillos de origen medieval dominan los valles y los campos creando atractivos escenarios como por ejemplo la Fortaleza de Castell’Arquato y los castillos de Gropparello, Paderna, Rivalta, Rocca d’Olgisio, por nombrar algunos.
Merecen una visita dos lugares que conservan vestigios del antiguo Estado de los Pallavicini y prestigiosas arquitecturas del siglo XV, son: Cortemaggiore con la Fortaleza, la magnífica Iglesia de Santa Annunziata y le Palacio de los Pallavicino; Monticelli d’Ongina con la Fortaleza decorada con frescos de Bembo y el interesante Acuario y Museo Etnográfico del Po, donde se encuentra una rica documentación sobre la vida rural, y del río.
No hay que perderser la zona arqueológica de Veleia Romana una de las más importantes de la región, donde se pueden admirar importantes restos de la antigua ciudad romana: las termas, el foro y la basílica.
Por último, no deje de visitar un lugar “verdiano”: Villa Verdi, en Santa Agata (Villanova sull’Arda): la casa que alojó al gran maestro Giuseppe Verdi, con sus decoraciones originales y sus recuerdos.
Los llanos, los valles y colinas constituyen los escenarios ideales para hacer excursiones y deportes al aire libre, tanto simples paseos o trekking, como divertidos recorridos en bicicleta o a caballo, para descubrir los numerosos castillos.
Entre las gargantas del Trebbia es posible hacer emocionantes recorridos de rafting y kajak, mientras que en los centros de esquí de Passo Penice y de Ceci (Bobbio) hay pistas y equipamientos para practicar descensos y esquí de fondo.
A lo largo del Po entre álamos y valles es posible dedicarse a la pesca, el canotaje, los paseos y también las excursiones en bote.
En la zona surgen varios centros de golf y equitación inmersos en una naturaleza incontaminada.
Para unas vacaciones dedicadas a la diversión se puede ir al Parque acuático de Rivergaro, equipado con piscinas, juegos de agua y un río para navegar en bote inflable, además de muchas otras diversiones.
Otro parque temático es el dedicado a los niños el “Parque de los Cuentos” en el Castillo de Gropparello.
Muchos son también los itinerarios del gusto, en pos del descubrimiento de cantinas y empresas donde poder degustar los excelentes vinos de la zona.
Se celebran muchas fiestas tradicionales y folklóricas entre las cuales la fiesta de San Antonino en Piacenza, la feria de San José en Castell’Arquato y la fiesta y feria de San Florencio en Fiorenzuola d’Arda, enflorada del Corpus Domini en Chiaravalle della Colomba, el “Carlin di Maggio” en Cortebrugnatella (mes de mayo).
Los espléndidos castillos son el marco en el que se llevan a cabo numerosas recreaciones históricas, entre estas la de Castell’Arquato (julio) y el Desfile histórico en Gravazzo Visconti (mayo).
Una larga tradición gastronómica y productos genuinos son la base de la cocina de la provincia.
Platos típicos del Piacentino son la”burtleina”, los “tortelli con rabo”, los “anolini”, los “pisarei e faso”, “gnocchetti” de miga de pan con frijoles rojos y salsa de tomate y la “bomba” de arroz, rellena de carne de paloma y setas.
Los platos principales más característicos son los estofados y asados, la “piccula” de caballo (“piccula” ‘d caval”), carne de caballo picada y estofada.
En la parte de la baja de Piacenza, son muy comunes las especialidades de pescado: anguila ahumada, “stricc” in carpion (locha en escabeche), los fritos d’ambolina (alborella), el bagre y las ranas.
Entre los productos típicos se destacan: la coppa, el salame y la panceta, todos ellos reconocidos como de denominación de origen.
Los postres tradicionales son: la "ciambella" o rosca, la tarta de almendras, el “castagnaccio” y los “turlitt” (buñuelos rellenos), la “spongata”, la “sbrisolona” y “ciambelline con il filo”.
Entre los vinos (dieciocho, que hacen de esta provincia la de mayor variedad): el Gutturnio, fundador de los tintos piacentinos, obtenido de los viñedos Croatina y Barbera (aquí denominado Bonarda), el Ortrugo un vino blanco cuya producción D.O.P. se permite únicamente en la zona de la provincia de Piacenza, sin olvidar el Monterosso y el Vin Santo de Vigoleno y la Malvasia.