El hombre desde su aparición en la tierra, Dios le dio poder para dominar a otras criaturas, para guiar a especies de otros reinos, sin embargo, no es mucho lo que ha aprendido en el dominio de las emociones. A través de los siglos, pocos hombres y mujeres en el mundo occidental han trascendido en este aspecto, no dominamos nuestra mente, ni los instintos. Todos nacemos con la capacidad, de pensar, razonar, analizar, comparar, en otras palabras, usar el cerebro y pensamiento para el crecimiento personal y espiritual.

Seguimos amarrados a nuestros instintos sin dar el vuelo o salto significativo para desprendernos de eso que nos mantiene atados al mundo. El apego a las cosas materiales nos ha impedido cambiar de vibración, entrar en lo cuántico, que implica el desarrollo espiritual. Mientras no logremos este avance, el mundo seguirá caótico, desequilibrado, en general, con sufrimiento. No ha sido fácil para el hombre tomar las riendas de sus instintos y convertirse en un ser racional en todo el sentido de la palabra, porque se mueve por sus bajas pasiones, dejando al lado el altruismo, la solidaridad, empatía entre otras características positivas de la persona.

Ese estado primitivo es lo que causa atraso, por un lado hay hombres que ejercitan sus cerebros y otros, que se muestran inertes sin pensar, para no gastar sus neuronas. El cerebro, como los músculos del cuerpo debe ejercitarse para desarrollarlo.

Es en los seis primeros años de vida cuando hay más posibilidades de modelarlo dada su gran plasticidad. La educación debería ayudar en este sentido a la sociedad, ahora, lamentablemente, la mayoría de maestros no tienen la preparación y formación adecuada para ello. Un círculo vicioso que se romperá sólo con valientes que se atrevan a cambiar los patrones de la enseñanza. Parte del aprendizaje para la vida, para el trabajo es el dominio de las emociones. Somos seres emocionales que reaccionamos de acuerdo a la percepción de lo externo.

La primera enseñanza que deberían inculcarnos es no dejarnos llevar por la percepción, los sentidos nos engañan en muchas oportunidades, ver objetivamente cada situación, no como una amenaza a nuestra persona, sino como una lección de vida. Es decir, cada hecho nos impacta de acuerdo a nuestra percepción, por lo tanto, debemos reflexionar y observar con detenimiento el suceso, para verlo en su justa dimensión. Esa justa dimensión consiste en determinar lo positivo que nos trae, porque eso es lo más importante.

Por otro lado, educar y corregir a base del miedo o la agresividad permite que no nos arriesguemos, que seamos agresivos o temerosos. También, que dependamos de la aprobación de otros para tomar decisiones. La falta de amor y seguridad cuando somos niños también condiciona que vayamos detrás del amor sufriendo mucho. Esa es la situación más crítica, que trae más dolor y nos hace apegarnos a gente que nos abusa, maltrata, que nos daña emocionalmente, puesto que si las personas encargadas de darnos amor y protección no lo hicieron,¿ quién lo hará?. Allí vale el pensamiento, el análisis, la reflexión para perdonar, buscar ayuda especializada o buscar nuestro maestro interno y curarnos para no seguir atrayendo tristezas, dolor.

Una vida sana emocional pasa por el respeto hacia el niño, su valoración y el afecto. De esa manera, hay mayores posibilidades de crecer con una consciencia más real de lo que podemos esperar de los otros.

La educación repito, es una institución fundamental en una sociedad organizada, para formar individuos emocionalmente estables. En este sentido, la escuela debe indagar cómo es la vida del niño, para orientar a sus padres en la construcción de su autoestima. Debe, apoyar en casos donde amerite la intervención de organismos de protección al niño y así ayuden a la familia, orientándolos en la construcción de lazos sanos. Además, que les eduquen sobre la importancia que tiene la infancia en la formación de la personalidad y en la gerencia de las emociones. En este sentido, la familia como institución también es un recurso de sobrevivencia que nos permite relacionarnos asertivamente con los demás. Los maestros, pueden colaborar en esto, orientando y formando a los padres en la forma de construir una personalidad positiva en el niño.

Otro aspecto que debe hacer la escuela es inculcarnos la perseverancia para, a pesar de las adversidades poner nuestros talentos para el avance de nuestra persona y del prójimo. También, a luchar por nuestros objetivos sin que ello sea motivo para violar las leyes naturales.

En este sentido, deben ayudarnos a conocer cada ley de Dios, porque si la incumplimos nos atamos. Amar a Dios sobre todas las cosas porque es nuestro Padre Creador, fuimos hechos a su imagen y semejanza, amarnos a nosotros mismos significa respetar nuestro cuerpo. Al lograr esto, podríamos respetar, amar y tolerar a otros. Darse cuenta que venimos al mundo a amar, a ser amados, a cumplir una misión de acuerdo a los talentos que nos otorgó el Creador, que esa misión generalmente tiene que ver con ayudar al prójimo para ayudarnos a nosotros mismos a crecer.

Por otro lado, el cuerpo espiritual que nos acompaña desde el nacimiento se debe cultivar apreciando y valorando toda la maravillosa obra de Dios, en este sentido, el primer mandato será valorar nuestro cuerpo. El amor hacia el otro pasa por respeto y aceptación, tolerar para que nos toleren, estamos en camino de aprender, no somos seres perfectos sino perfectibles y debemos auto observarnos diariamente para mejorar, para vencer los instintos que nos hacen ser seres inferiores.

Hay muchos hombres primitivos que están anclados en bajas pasiones, en lo material, apegados al dinero, la comida, los lujos, drogas, entre otras cosas del mundo, tratando de buscar la felicidad en lo externo y perdiéndose cada vez más en una selva de pasiones, cuando la luz, la llama de amor está dentro de su corazón, basta cultivarla para vivir en paz.

Los conocimientos y la preparación con consciencia para desarrollarnos personalmente es algo que tenemos como tarea para lograr mejorar nuestra relación con nosotros mismos y con los demás. Es el conocimiento lo que nos permite darnos cuenta de lo bueno, lo malo, de las opiniones de los expertos que han trabajado para ayudarnos en ese camino. Leer buenos textos relacionados con el desarrollo personal nos brinda la posibilidad de interactuar con los que han estudiado la conducta humana.

Por todo lo antes expuesto, se hace necesario que la sociedad, escuela, medios de comunicación se dediquen a trabajar en el tema de las emociones, para que instruyan a la población a controlar los instintos para descentrarnos del yo y trascender al nos. Cuando la mayor parte de la población sea consciente de su papel, entonces tendremos una sociedad más justa y equilibrada.