El secreto del romanticismo parece residir en tener el estómago lleno más que en la luz tenue de las velas y una música melosa, según los resultados de un estudio de la Drexel University de Filadelfia, publicado en la revista científica Appetite. Según los investigadores, que evaluaron las reacciones cerebrales de diversas personas, "las mujeres serían más sensibles al romanticismo después de una buena comida".
En detalle, los científicos examinaron tanto a jóvenes mujeres que en el pasado se pusieron a dieta como a otras que nunca sufrieron restricciones calóricas.
"En ambos casos observamos que, como respuesta a imágenes románticas, los circuitos neuronales asociados a la recompensa se encendían mayormente después de una comida", resumió Alice Ely, la primera autora de la investigación.
Estos resultados -reportó el sitio In a Bottle- contradicen los de trabajos precedentes en materia de comida y romanticismo, según los cuales se es más sensible a estímulos como el dinero y las drogas.
"Las personas están más interesadas en este tipo de 'premios' cuando el estómago está vacío. Por lo tanto, podríamos presuponer que comer vuelve a las jóvenes mujeres más sensibles a estímulos diferentes respecto de la comida", precisó Ely.
Estos dato -observó- apoyan además la correlación entre los circuitos cerebrales que se hacen cargo de la alimentación y el sexo.
El sitio concluye que desempeña un papel fundamental también en el bienestar sexual la hidratación: "Porque además de la sed, también la baja del deseo sexual es una de las señales que indican cuándo el cuerpo necesita recuperar las reservas de agua necesarias". (Ansa)
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