Napoli intentará abstraerse de la frustración que causó la ausencia de Italia en el Mundial de Rusia cuando enfrente mañana en el San Paolo a un necesitado Milan para mantenerse como único líder del campeonato.
Un duelo para alquilar balcones, dirían los viejos relatores de radio, que marcará la reanudación del torneo tras la pausa por el receso eliminatorio y que se jugará a continuación del derby Roma-Lazio, anticipando la decimotercera fecha.
Las realidades de Napoli y de Milan son diamentralmente opuestas a las de antaño, salvo en los tiempos en que Diego Maradona llevó al club del postergado sur de Italia a codearse con los grandes del "Calcio".
Mucha agua pasó bajo el puente desde entonces y hoy Napoli, que recuperó protagonismo en las últimas temporadas, se anima a hablar de "scudetto", una palabra que parecía tabú hasta hace muy poco tiempo frente a la hegemonía de Juventus.
Fueron 27 los torneos transcurridos desde que Napoli gritó campeón por última vez, tras haberlo hecho por primera vez en su historia en 1987 siempre con Maradona como estandarte de aquellos viejos buenos tiempos.
Apenas seis temporadas pasaron desde que Milan alzó el último de sus 18 "scudettos" entrenado por Massimiliano Allegri, artífice luego de tres de los últimos seis que cosechó Juventus en forma consecutiva.
Un trono al que aspira el Napoli de Maurizio Sarri, postergado justamente por el arrollador paso del equipo turinés, principal rival a vencer en la pelea por el título y al que Napoli le lleva apenas un punto de ventaja en el campeonato.
Razón de más para retomar la senda del triunfo, interrumpida tras el empate sin goles en Verona frente a Chievo antes del receso, ante un Milan que llega precedido por un 2-0 en campo de Sassuolo que "mantuvo con vida" al DT Vincenzo Montella.
Los 13 puntos que separan a uno de otro equipo no son razón para confiarse, advierte Sarri, que pidió concentración a sus jugadores, algunos de los cuales deberán abstraerse al menos por un rato de la frustrada clasificación mundialista.
Tales los casos del ítalo-brasileño Jorginho, que no podía haber tenido un peor estreno oficial con la "azzurra", y de Lorenzo Insigne, que debió resignarse al rol de suplente en la selección que por entonces conducía Gian Piero Ventura.
Insigne jugó apenas unos minutos, los últimos, en el duelo de ida con Suecia en Solna (0-1) y fue testigo preferencial del empate en San Siro, mientras Daniele De Rossi, volante de la Roma, clamaba por el ingreso del delantero del Napoli.
"Tenemos que ganar, no empatar", le exigía De Rossi al ayudante de campo de Ventura cuando lo mandó a precalentar para ingresar al ruedo en el Meazza y éste le respondía: "Tiene que entrar él (Insigne), no yo".
Al final ingresó Federico Bernardeschi, quien tampoco bastó para torcer el rumbo de la historia. Insigne y De Rossi presenciaron desde el banco de suplentes la debacle de una Italia que ahora deberá iniciar su propio "renacimiento".
Una palabra que bien le cabe al Milan de Montella, que irá por la hazaña al San Paolo, donde no gana desde hace siete temporadas, aunque Sarri advierte del peligro que podría generar ese incentivo adicional.
Pero el técnico de Napoli no sólo deberá estar atento a Milan y al estado anímico de Jorginho e Insigne. Su equipo cedió a 13 futbolistas a sus respectivas selecciones en la última jornada eliminatoria y el cansancio puede pasarles factura.
Una situación que le impidió preparar este partido con el tiempo que hubiese deseado y lo obliga a esperar hasta último momento para definir al once titular, en el que faltará por mucho tiempo el lesionado argelino Faouzi Ghoulam.
En su lugar ingresará el portugués Mario Rui, mientras que el resto del equipo es el mismo de siempre, con el capitán eslovaco Marek Hamsik como estandarte y Jorginho e Insigne ansiosos por recuperar la gloria con otra casaca "azzurra", la de Napoli.
"Un partido difícil y hermoso para jugar", según Montella, quien reconoció que el choque con el líder del campeonato representa "una enorme motivación" para sus dirigidos.
"Trabajamos mucho en el plano psicológico", confiesa el "Aeroplanino", que también debe recuperar "soldados" heridos tras haber sido parte del fracaso de Italia en San Siro, como el zaguero Leonardo Bonucci.
Montella se entusiasma al recordar: "Ganamos con claridad los últimos dos partidos que jugamos como visitantes" (Milan también venció a 4-1 a Chievo a domicilio antes de caer 2-0 de local con Juventus, Ndr).
"Napoli es un gran equipo -reconoce- al recordar que "cosechó 97 puntos en sus últimos 38 partidos. Sabe interpretar cómo jugarlos y si pretendemos derrotarlos debemos anularlos y agredirlos", completa.
Párrafo aparte de Montella para la situación de la selección "azzurra": "El lunes vivimos un drama deportivo. Es un dolor tremendo y un muy duro revés para nuestro fútbol, que sólo superaremos con lucidez y tranquilidad".
"No soy de los que apuestan a una revolución. Se necesitan hombres con experiencia y también que sepan transmitir lo que significa defender una casaca tan gloriosa como la de la selección italiana", afirmó.
Milan también necesita recuperar el brillo perdido y qué mejor ocasión que derrotar al líder del campeonato en su propia casa. Ese sería un buen comienzo para la resurreción del club "rojinegro".(ANSA).