Venecia (Italia) - El Vuelo del Angel sobre la Plaza San Marcos dio inicio hoy al Carnaval de Venecia, el más antiguo del planeta, que este año bajo el lema "Creatum-Civitas Ludens" se inspira en el mundo circense.
Veinte mil personas alzaron esta mañana la vista al cielo para observar como el "ángel", Elisa Costantini, de 19 años, descendía desde el campanario de la Iglesia de San Esteban mientras sonaba el Ave María de Schubert, cantada por el inolvidable Luciano Pavarotti y Dolores O'Riordan, alma del grupo irlandés The Cranberries, recientemente fallecida.
La joven usó un traje diseñado por Stefano Nicolao, que simboliza un ángel del Purgatorio, vestido de rojo y azul, colores que simbolizan el cambio. "Un buen augurio para modificar la ruta de la violencia y de estos tiempos feos que vivimos y caminar hacia la senda de la paz", sostuvo el diseñador.
Parece mentira, pero solo 20.000 personas -el año pasado hubo el doble de asistentes- son admitidas en la plaza a partir de este año por el excesivo flujo turístico en la ciudad. En los alrededores de San Marcos, alrededor de las 13, la policía estimó la presencia de 70.000 asistentes. El Carnaval de Venecia, uno de los más coloridos y sofisticados, fue instituido como fiesta pública en 1296 a través de un edicto en el que el Senado de la República Serenísima declaró festivo el día precedente a la Cuaresma. Las oligarquías venecianas se sirvieron del Carnaval para conceder a la población un período dedicado a la diversión y al festejo.
Su característica saliente es el disfraz, pensado para disolver los límites entre clases sociales, sexo o religión.
Abundan por doquier las "maschera nobile" (antifaz blanco) y la "maschera del galeone" (antifaz más trabajado, plateado o dorado y adornado con plumas) que muchos nobles, aristócratas y hasta príncipes usaron para mezclarse entre los ciudadanos en callejuelas, puentes y canales sin ser advertidos. Se hicieron especialmente afectos a estas celebraciones en el siglo XVIII, cuando la festividad alcanzó su apogeo. En esa época vivió en Venecia Giacomo Casanova: menos conocido como diplomático, bibliotecario y espía que como seductor serial, quien encarnó como pocos la alegría y el desenfreno del Carnaval.
En 1797, Napoleón Bonaparte, durante su ocupación de Venecia, prohibió estos festejos por temor a que se pudieran generar conspiraciones detrás de las máscaras.
A esto se sumó la pérdida de poder mercante y militar de la ciudad, lo que hizo que el Carnaval perdiera fuerza.
Sin embargo, desde inicios del siglo XX las celebraciones volvieron a cobrar fuerza hasta que en 1979, la festividad da inicio oficialmente a la Cuaresma cristiana: período de 40 días de ascetismo y recogimiento.
Su contrapartida, el Carnaval, implica abandonarse por un breve período a la diversión, el desenfreno y los placeres de la carne antes de la Cuaresma. A lo largo del siglo XX la festividad volvió a apelar a los festejos callejeros y a la exaltación lúdica, aunque las épocas de desenfreno de Casanova quedaron en el olvido.(ANSA).
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