Roma (Italia) - Hace 80 años desapareció de repente, sin dejar rastros, el promisorio joven físico italiano Ettore Majorana, en un caso que jamás dejó de apasionar al país y que tiene miles de interrogantes abiertos, además de algunas de sus teorías especializadas ahora confirmadas.
Nacido en Catania en 1906, Majorana fue tal vez el más silencioso y esquivo de los "Ragazzi de via Panisperna", como se bautizó al grupo de talentos científicos que rodearon a la eminencia italiana Enrico Fermi a fines de la década del 20 del siglo pasado.
Capaz de pasar días enteros inmerso en sus cálculos, encerrado en su habitación, Ettore se desvaneció en el aire el 27 de marzo de 1938, a los 31 años de edad.
Fuga o suicidio? Tales fueron las principales hipótesis que desde entonces se alternaron sin esclarecer el caso hasta el día de hoy. La tarde de su desaparición Majorana había partido desde Nápoles, dónde se le había ofrecido una cátedra, con un barco a vapor que se dirigía a Palermo.
Le había anunciado su intención de desaparecer en una carta a su amigo de Nápoles, Antonio Carrelli y también le escribió a su familia, pidiéndoles: "Tengo un solo deseo: que no se vistan de negro". De ahí en más no se tuvieron más noticias ciertas sobre su existencia.
Las investigaciones, iniciadas en los días sucesivos, no llevaron a nada y algunos hablaron de una fuga a Alemania y otros a Argentina, sobre la base de testigos que lo habrían visto en Buenos Aires.
También se señaló su paradero en Venezuela, dónde habría vivido entre 1955 y 1959, una última información sobre la cual la Fiscalía de Roma llegó a reabrir el expediente del caso en 2011, para volverlo a archivar. Entre los familiares del joven hubo quien estaba convencido que se habría recluido en un monasterio. Otra teoría, rápidamente desmentida, lo identificó también como un indigente particularmente dotado para las matemáticas que vagaba por Sicilia.
El caso, al cual le dedicó un libro el escritor Leonardo Sciascia, nunca fue olvidado por sus colegas, quienes continuaron con el estudio de algunas de sus teorías. El joven italiano predijo en 1937 la existencia de unas partículas luego bautizadas como "Fermiones de Majorana", visualizadas casi ocho décadas después en octubre de 2014, fundamentales en los estudios sobre materia y antimateria, así como también se siguen investigando otras de sus hipótesis teóricas. (ANSA).