Así lo ha anunciado la primera ministra británica Theresa May en un discurso en el que ha hecho hincapié en la importancia de un diagnóstico temprano a la hora de tratar enfermedades que, de otra forma, serían potencialmente mortales. Ahí es donde las nuevas tecnologías jugarían un papel clave al permitir analizar un mayor volumen de datos -por ejemplo, el resultado de resonancias magnéticas- con mayor velocidad y precisión, lo que a su vez abriría un nuevo campo en la investigación médica al ahorrar un tiempo precioso.
Los expertos calculan que la aplicación de la Inteligencia Artificial podría salvar la vida de 22.000 enfermos antes de 2033 al acabar con la detección tardía del cáncer de pulmón, próstata u ovarios, que actualmente no reciben tratamiento a tiempo en muchos de los casos. Al mismo tiempo que ayudaría a mejorar la calidad de vida de quienes padecen enfermedades cardíacas, diabetes o demencia.