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La soprano Renata Tebaldi, amada por el público de Estados Unidos, que la rebautizó "Miss Sold Out" (Miss Todo Agotado), pasó a la historia por su gran rivalidad con otra gran cantante lírica del siglo XX: la divina Maria Callas. Aunque era hija de un violonchelista y de una madre con talento como cantante, llegó a la ópera por caminos algo inesperados: tras sufrir polio a los tres años, quedó con algunos problemas para caminar y desvió sus intereses de la actividad física infantil hacia la música.
Formó parte de un coro, estudió piano y, gracias a un tío en cuyo café era clienta la cantante Carmen Melis, que había sido "prima donna" de la Scala, empezó a estudiar con ella, perfeccionando y mejorando su voz hasta perfilar la diva que sería en las siguientes décadas.
Su debut en público fue con la ópera "La Wally", de Alfredo Catalani, y después de varias audiencias y representaciones de clásicos de Mascagni, Giordano y Puccini, fue su audición con Arturo Toscanini en 1946 lo que cambiaría el rumbo de su carrera.
Aquel encuentro sería el comienzo de una definitiva consagración que la llevaría en 2011, siete años después de su muerte, a ser votada por la gente entre los 150 italianos más destacados del último siglo y medio, en ocasión de los 150 años de la Unidad de Italia.
La reunión con Toscanini se volvió leyenda. Cuenta la historia más verosímil que el maestro le dijo que estaba buscando una "voz de ángel" y ella respondió que "intentaría hacerlo lo mejor posible".
Pero lo que pasó a la historia es una versión mejorada de la anécdota: que Toscanini la llamó "voz de ángel", aunque ella lo negara en varias oportunidades.
"Más que 'voz de ángel', persona angelical diría yo, junto a todos los que han tenido el privilegio de tenerte cerca y conocerte bien", dijo el tenor Luciano Pavarotti el día que supo la noticia de la muerte de Tebaldi, a quien le dedicó su debut como director de ópera con "La Boheme" en 2004.
"Tuviste una carrera prodigiosa, alcanzando cumbres elevadísimas, de reina, tanto en los teatros como en tus grabaciones", agregó Pavarotti -que grabó con Tebaldi "Un ballo in maschera- dirigiéndose directamente a la soprano recién fallecida.
Tebaldi le prestó la voz a las grandes heroínas líricas: fue en el papel de "Aída", que cantó en 1950 tras dejarse convencer por Toscanini, cuando se consagró definitivamente como la estrella que fue en los escenarios del mundo, desde la Opera de Roma a la Scala de Milán, el San Carlo de Nápoles, el Covent Garden de Londres o el Colón de Buenos Aires.
Figura frecuente en los escenarios del Metropolitan de Nueva York, donde cantó al menos 270 veces, así como en San Francisco, Chicago, París, Japón y América del Sur, acompañó a los grandes tenores de su tiempo: desde Carlo Bergonzi a Jussi Bjoerling y Mario del Monaco, de Plácido Domingo a Beniamino Gigli y Alfredo Kraus.
También se hizo grande bajo la batuta de los más relevantes directores del siglo XX: Leonard Bernstein, Karl Böhm, Herbert von Karajan, Zubin Mehta y Arturo Toscanini.
Más allá de sus logros en escena, se hizo famosa su rivalidad con Maria Callas, que según la prensa y los rumores de la época nació y se acentuó en una gira por Sudamérica en 1951. Celos de divas, rivales en el escenario, críticas musicales y otros incidentes alimentaron un enfrentamiento que nunca se supo con seguridad si había sido real o ficticio, para sostener el interés del público desde otros ángulos.
En 1956, una nota de la revista Time aseguraba que para Maria Callas compararla a ella con Renata Tebaldi era igual que comprar champagne con Coca-Cola. Poco importó que, según algunos testigos, la divina Callas hubiera dicho en realidad "comprar champagne con cognac".
Tebaldi, que en toda su carrera intentó eludir con elegancia los más variados ataques, replicó que "el champagne pronto se avinagra".
Pero lo cierto es que en una entrevista Callas afirmó que "admiraba el tono de Tebaldi, es hermoso, también algunos fraseos hermosos. A veces realmente quisiera tener su voz".
"Era la reina del bel canto, que nunca usó a los medios para hablar de sí misma. Era una persona muy sencilla y su ejemplo debe ser adoptado no solo como artista, sino como gran dama", dijo sobre ella el director de orquesta Riccardo Muti.
Renata Tebaldi dejó la escena el 8 de enero de 1973, en el mismo Metropolitan neoyorquino que le había sido tan fiel durante años, e interpretando el mismo papel de Desdémona en "Otelo" con el que había debutado casi dos décadas antes.
Falleció en 2004 en su casa de San Marino y hoy existe, en el castillo de Torrechiara cerca de Parma, un museo que le está dedicado, con numerosos objetos que le pertenecieran a lo largo de su carrera y decenas de trajes que usara para sus presentaciones en las más diversas óperas. (ANSA)
