La cuenta atrás ha terminado: Meghan Markle ha dado a luz a su primer hijo, un niño. El mediodía de este lunes, Buckingham Palace anunciaba que Meghan Markle estaba de parto. Tan solo unos minutos más tarde, a las 15:35 horas (hora española), los duques hacían público a través de su cuenta de Instagram que se trata de un niño.
El bebé ha venido al mundo a las 05:26 de la mañana (hora local), así que cuando se han hecho ambos anuncios el pequeño ya llevaba unas horas en este mundo. Esto casa con la voluntad de privacidad que habían pedido Harry y Meghan unas semanas antes, ya que han querido desde el primer momento decidir ellos mismos los tempos en los que se hacían públicas las noticias.
El "día después" del nacimiento del último "royal baby" de la dinastía Windsor goza de la fiesta de los súbditos y los saludos de celebridades de medio mundo, pero también las ácidas flechas de la prensa popular inglesa más chismosa.
El bebé es hijo del popularísimo príncipe Harry, hijo menor de Carlos y Diana, y de Meghan markle, su esposa y exactriz de raíces afroamericanas. Un acontecimiento que suscita expectativas de novedad... y algunos venenos.
Se comenta por ejemplo el presunto misterio sobre el sueño -atribuido a Meghan y a su madre Doria Ragland, profesora de yoga californiana- de un parto doméstico en la lujosa residencia de Frogmore Cottage, junto al castillo de Windsor.
Al parecer, el proyecto se evaporó a último momento por razones de prudencia médica. El Daily Mail y el Sun se ocupan en particular, después de haber pasado varios meses con su sensacionalismo habitual a encarnizarse con la "nueva" duquesa de Sussex.
Según sus habituales fuentes anónimas, el pequeño -octavo bisnieto de la reina Isabel II, de 93 años- nació en un "hospital de Londres". Muy probablemente el Portland Hospital, escriben ambos, refugio de la alta clase donde un parto estándar cuesta "más de 15.000 libras" según el Mail, y "al menos 20.000" según el Sun de Rupert Murdoch.
Por el momento el trascendido no halla confirmaciones oficiales. En todo caso, ninguno de los diarios lo logra, y el Sun entretanto se entretiene con una nota especial ilustrada sobre las diferencias sociales -pero también de color de piel- de los padres del bebé: "Nacidos -dice el malicioso título- en mundos separados y a 7.500 kilómetros de distancia".
Son diferencias que sin embargo gustan a otros comentaristas: como a Julia Bradbury, presentadora británica de la BBC, que las cita como "fuente de inspiración", o a la excampeona de tenis Billie Jean King, activista por los derechos gay, que exalta la "suerte" del principito "normal", hijo de una madre y un padre "progresistas y abiertos".
Un principito que aún no tiene título. Ni nombre: Harry pidió tiempo "para pensarlo" con su esposa, pero el anuncio se espera para mañana, junto con las primeras fotos públicas.
El favoritos de los tomadores de apuestas es Alexander, en una lista mediática larga y variada que oscila entre alternativas tradicionales e hipótesis innovadoras como Oliver, Milo y hasta Spencer, como un homenaje a la princesa Diana.
Entre los primeros visitantes del niño los diarios dan como segura la llegada a Frogmore de William, hermano mayor de Harry, y su esposa Kate.
El abuelo Carlos, príncipe de Gales, hizo saber que no ve la hora de "conocerlo" al volver de Alemania, donde está de visita oficial con Camilla, como para empañar un poco las sombras del Brexit que el nacimiento del bebé parece haber hecho olvidar por un rato en la dividida Gran Bretaña.