La arrogancia de quienes, pretendiendo limpiar una cruel e injustificable dictadura, buscaban imponer una única línea a 800 delegados de 120 partidos estimados bajo la cual se le brindase el apoyo a Nicolás Maduro, se topó con la complejidad de nuestros tiempos, en los cuales, no existiendo bloques férreamente pre-establecidos como en la guerra fría, los actores políticos suelen razonar y salvar su propio pellejo cuando lo consideran necesario.
De hecho esto fue lo que ocurrió en la XXV edición del Foro de Sao Paulo cuando algunos partidos decidieron no asistir al encuentro, otros decidieron asistir con la predisposición de no apoyar resolución alguna en la cual se tomase posición en favor del régimen de Maduro. Como bien sabemos, sobre el Foro pesaron grandes ausencias como la del Partido Socialista de Bachelet así como la del PPD y el Partido Comunista Chileno de Camila Vallejo. Otros ausentes como del PRD de México; el Proyecto País, el Movimiento indígena Pachakutik e Izquierda Democrática de Ecuador. Tendencias distantes fueron marcadas por el mismo Frente Amplio de Tabaré Vásquez que participa en el GIC y por el Partido Morena de López Obrador (México), los cuales decidieron no avalar algún pronunciamiento en contra del informe de Bachelet, mientras que el gobierno de Bolivia aseguró que no asistiría como Estado en un ambiguo intento de complacer al aliado Maduro y, a la vez, mantener el consenso popular en vista de las próximas elecciones presidenciales.
Los hechos indican que la aventura del Foro de Sao Paulo en Venezuela no produjo el éxito deseado por sus organizadores. De los 800 delegados estimados, asistieron alrededor del 150. Con Partidos y Movimientos que se ausentaban por primera vez, el Conglomerado de Izquierdas nacido en el 1990 en reacción a las medidas neoliberales de los gobiernos de aquél entonces y a la caída del Imperio Soviético, terminó fragmentándose luego del tropezón de Caracas que vio divididos a moderados y extremistas, a demócratas y autoritarios, pero sobretodo, vio a distintos actores tomar conciencia por encima del cinismo de quienes creen tener el poder de cancelar la realidad a través del ideal por medio de eslóganes, propaganda y el excesivo empleo de la demagogia.
Otro elemento quedará para la crónica es el hecho de que ni a Maduro ni al Foro de Sao Paulo les bastaron los 200 millones de dólares para comprar nuevos amigos. Cada vez son menos los líderes y movimientos dispuestos a mentir en el nombre de un régimen aislado.