“Yo tengo en la cabeza unos versos de Luis García Montero en los que decía que se sentía minúsculo ante el tiempo, ¿cómo me sentiré de minúsculo yo ahora?”, empezó su discurso en el acto de depósito Balza, que continuó expresando el “inmensísimo honor” que sentía al encontrarse en un lugar tan “insólito” rodeado de las cajas que ha catalogado como “invención cervantina”.
Recordó entonces que “dentro del propio Quijote hay otras novelas que se abren como cajas y son esas realidades a las que ni Quijote ni Sancho pueden acceder”, de la misma forma que en “El mercader de Venecia” de Shakespeare hay “tres cajas y de abrir la correcta depende conseguir a la mujer” y que en el “Turandot” de Gozzi “hay tres preguntas claves como tres cajas”.
“Yo siento que estas cajas son algo así y vuelvo a sentirme minúsculo ante la posibilidad de abrir una de estas cajas como Cervantes, como Shakespeare, como Gozzi”, cerrÓ su discurso el escritor antes de firmar el acta de entrega y cerrar con llave su legado en la caja número 1223 de la cámara acorazada.
El acto ha estado presidido por el director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, que destacó que “la verdadera riqueza de un país es su cultura, en este caso no solo la de España, sino la de toda la comunidad que se genera al rededor de nuestra lengua”.
Por eso, se mostrÓ agradecido de contar en esta ocasión con la presencia de “un escritor de referencia para toda la comunidad de la lengua en española” en un acto oficial que llega tan solo unos meses antes de su 80 cumpleaños y que ha tenido como testigos a los escritores Juan Carlos Méndez Guédez y Ernesto Pérez Zuñiga.
El escritor venezolano se dio a conocer con “Marzo anterior” (1965) y formó parte del ‘boom’ latinoamericano, con una obra prolífica que ha abarcado desde la novela, hasta el cuento y los ensayos de más de sesenta títulos.