Un grupo de piratas atacó una nave italiana en el Golfo de México e hirió a dos marineros, afortunadamente de modo no grave, los cuales formaban parte de la tripulación que finalmente logró repeler el accionar de los delincuentes.
El hecho ocurrió en la noche del lunes en el Golfo de México contra el Remas, la embarcación de bandera italiana que abastece a plataformas petroleras en alta mar y que llevaba a bordo a 35 personas, entre ellas 9 italianos.
A la llegada de los piratas la tripulación se defendió, pero algunos lograron abordar la nave. El resultado fue una pelea que terminó con un tiroteo y dos marinos heridos. "Pensé que estaba viviendo en una película. Me encontré cubierto de sangre que no era mía", dijo el primer oficial de la nave, Alessandro Fiorenza. El Remas de 75 metros de largo es propiedad de Micoperi, una compañía con sede en Ravenna que representa uno de los principales contratistas de la industria de alta mar (offshore).
Los piratas, en dos lanchas motoras, interceptaron la embarcación mientras navegaba a pocos kilómetros de las costas mexicanas.
No es claro cómo, pero seis o siete piratas lograron subir al puente y robaron a algunos marineros. Antes de que regresaran al mar, dos hombres de Remas resultaron heridos: uno recibió un disparo en la rodilla con una bala y el otro recibió un golpe en la cabeza con un instrumento contundente. Se trata de Andrea Di Palma y Vincenzo Grosso, rápidamente socorridos y después de unas horas desembarcaron en el puerto de Ciudad del Carmen, donde la nave italiana llegó escoltada por una unidad militar mexicana.
En un audio al comandante del remolcador Gianluigi Spinosa, Fiorenza contó que se encontró al lado de "este tipo en el suelo. Me miró y me dijo: 'me dispararon'".
En esos momentos "ni siquiera me di cuenta de que había piratas detrás de mí. Corrí a la cocina a buscar algunas vendas, pero algunos marineros se encerraron en la cabina. Pensaron que era un pirata y no me abrieron". Después -prosiguió- "traté de detener la sangre con el cable del cargador del teléfono". Luego, continuó Fiorenza, "golpearon a un marinero que estaba de guardia. Apuntaron con armas a la gente", pero "pude hacer sonar la alarma", mientras que "los piratas pasaron detrás de mí. Pero no me hicieron nada, tal vez porque entendieron que estaba socorriendo a un herido".
El director ejecutivo de Micoperi, Silvio Bartolotti, le dijo a ANSA que los piratas "primero golpearon al guardia, luego hubo un disparo" que hirió al marinero Di Palma en una pierna.
"Pero también podría haber sido un disparo accidental, porque pasó a través de una puerta", explicó Bartolotti, según lo cual los piratas, "cuando se dieron cuenta de que el disparo había creado un problema, se asustaron y huyeron", robando solo una cadenita y un teléfono móvil. Y antes de escapar, añadió, uno de ellos "también hizo un gesto de humanidad: extendió un trapo hacia los heridos para atarse la pierna".
Para entender exactamente cómo fueron las cosas, la Fiscalía de Roma abrió una investigación, confiada por el procurador adjunto Francesco Caporale al sustituto Erminio Amelio.
No es la primera vez que Micoperi queda involucrada en un ataque de piratas. El 11 de abril de 2009, piratas somalíes en el Golfo de Aden secuestraron su remolcador, el Buccanner, con 16 personas a bordo, entre ellas 10 italianos.
Después de un largo trabajo de contacto, los marineros finalmente fueron liberados el 9 de agosto.
Tres años más tarde, Micoperi volvió a los titulares de las crónicas por una historia muy diferente: la recuperación y transferencia del naufragio del Costa Concordia, el cual se hundió en la isla de Giglio en la noche del 13 de enero de 2012. (ANSA).