Según el Comité UNESCO la ciudad de Asís constituye un modelo único de continuidad histórica de una ciudad con su paisaje cultural y el conjunto del sistema territorial. En particular la Basílica de San Francisco contiene un conjunto de obras de arte, representativas de la máxima expresión del genio creativo humano y ejemplo extraordinario de un tipo de conjunto arquitectónico que ha influido de forma decisiva en el desarrollo del arte y de la arquitectura.
Además de ser la ciudad de los santos San Francisco y Santa Clara, y símbolo de sus mensajes de paz, Asís es una localidad sumamente acogedora y gran ejemplo de espíritu hospitalario de los italianos. A todo ello se suma que toda la zona circunstante, hasta Perusia, ofrece una serie infinita de atractivos naturales, históricos y gastronómicos.
Arquitectos, albañiles y canteros han donado a Asís una fachada incomparable, pero a señalar su destino y su lugar en la historia ha sido, sin lugar a dudas, la figura de San Francisco, el santo que hablaba con los animales. A él se le dedica el monumento más importante de Asís: la Basílica de San Francisco que se compone de dos iglesias sobrepuestas (la inferior y la superior) y de una cripta, excavada en 1818, donde se conserva la tumba del santo y que consiste en un simple sarcófago apoyado en la roca desnuda.
Cimabue, Giotto, los Lorenzetti, Simone Martini y los mayores artistas de los siglos XIII y XIV, han decorado las paredes y los techos de la basílica con frescos. El lugar es una meta obligada para todos aquellos, creyentes y no creyentes, que sientan actual, hoy en día, el mensaje franciscano.
El conjunto está formado por dos iglesias sobrepuestas e independientes. La basílica superior- de aspecto gótico, luminoso y esbelto – es famosa en todo el mundo por los espléndidos frescos de Giotto y de su escuela que, en 28 imagines con un fondo azul intenso, pintaron entre el año 1296 y el año 1300 distintos episodios de la vida de San Francisco. Una espléndida y emocionante representación al lado de la cual se sitúan otras obras maestras del arte italiano, empezando por los frescos realizados por Cimabue en el transepto, en el crucero y en el ábside.
La basílica inferior, más austera y oscura, está decorada con obras de los grandes maestros de la escuela florentina y sienesa del siglo XIV: Giotto y artistas de su entorno como Cimabue, Somine Martini y Pietro Lorenzetti.
La visita al conjunto se completa con un paseo por el Claustro y por el Museo del Tesoro. En 1997 un terremoto causó importantes daños a la basílica superior, con la caída de la volta, dañada en dos puntos y numerosos y graves deterioros en el tímpano del transepto: 130 metros cuadrados de frescos medievales fueron reducidos a miles de pequeños fragmentos. Inmediatamente se procedió a la restauración, llevada a cabo en un tiempo récord. (Italia.it)