Según la UNESCO, de hecho este valle es un excepcional ejemplo de cómo el paisaje natural ha sido rediseñado en el Renacimiento y refleja los ideales del buen gobierno (siglos XIV y XV) de la ciudad-estado italiana.
Además, estos espléndidos lugares han sido celebrados por pintores de la escuela de Siena, floreciente entre los siglos XIII y XV.
Las imágenes de Val d’Orcia y, en concreto, las reproducciones de sus paisajes, en los que aparecen las gentes conviviendo en harmonía con la naturaleza, se han convertido en iconos de la época renacentista.
Es un ejemplo perfecto de ello es el ciclo de frescos de Ambrogio Lorenzetti “Alegoría y Efectos del Buen y del Mal Gobierno” (1338-1339), conservado en el Palacio Público de Siena.
Se trata de obras de arte capaces de ir más allá del valor artístico para trascender en el arquitectónico, ambiental y social.
Suaves colinas cubiertas de una densa vegetación de viñedos, olivos, cipreses, hayas y castaños e interrumpida por antiguas localidades de origen medieval, casas rurales y cerros con inaccesibles torres dispersas en la aislada y tranquila naturaleza: este es el escenario que se presenta a los ojos del visitante de Val d’Orcia, un lugar sugestivo, como aparece representado por los maestros de la Escuela de Siena.
Cinco millones de años de historia geológica han dejado la huella en este territorio que hoy presenta abundantes especies vegetales y animales.
Los depósitos de lava de los volcanes, hoy inactivos, de Radicofani y de Amiata han contribuido a delinear esta área; la lava, endureciéndose, ha dado vida a las piedras oscuras conocidas como traquitas. Y las rocas se suceden acompañando el cauce del río Orcia, que divide el valle y surge a través de una profunda grieta.
El Val d’Orcia ve unida su historia a la Vía Cassia, la gran vía romana que unía la capital con el norte de Italia y que atravesaba por completo el valle.
La historia viaja a través de esta antiquísima vía consular que asiste a los cambios del tiempo a través de los siglos asomándose a una zona de Toscana con la que todos sueñan. Una senda que, durante gran parte de su recorrido, enfatiza la histórica vía Francígena, donde el viaje adquiere un sentido espiritual gracias a los peregrinos.
El continuo tránsito de hombres y mercancías a lo largo de esta ruta fundamental de unión ratificó la importancia de algunos centros habitados de la zona hasta el punto de despertar el interés de la República de Siena en el siglo XV.
A partir de mediados del siglo XV, Val d'Orcia entró a formar parte del ambiente florentino, junto a los dominios de Siena, conservando el valor de zona agrícola.
Castiglione d'Orcia, Montalcino, Pienza, Radicofani y San Quirico d'Orcia son los cinco espléndidos municipios que han decidido dar vida al Parque de Val d’Orcia para tutelar el ambiente y el territorio y para promover el nombre como marca.
Contignano, Monticchiello, Bagno Vignoni, Rocca d’Orcia, Campioglia d’Orcia, Bagni San Filippo, Vivo d’Orcia son algunas de las magníficas localidades que en esta zona te sumergen en un pasado fascinante y evocador.
La riqueza y la variedad del paisaje no son los únicos elementos que caracterizan este territorio puro, también la producción gastronómica es uno de los puntos fuertes de Val d’Orcia: el “cacio pecorino” de Pienza (un queso de oveja), la miel de Val d’Orcia, el aceite extra virgen de oliva de Castiglione d’Orcia, los embutidos de Cinta Senese, además de las setas y trufas, todo ello acompañado con uno de los vinos más famosos del mundo: el Brunello de Montalcino. Italia.it