El regreso a la escuela se convertirá, a partir de septiembre, en el primer gran test de la post cuarentena en Italia, ya pasada la violenta crisis del coronavirus que obligó desde marzo a la suspensión de las clases presenciales.

Los cambios serán visibles a primera vista, con bancos individuales -que ya están empezando a llegar-, desinfección y tapabocas: serán los elementos imprescindibles para que las escuelas abran sus puertas por primera vez después de seis meses, listas -unas más, otras menos- para recibir en primer lugar desde mañana a los estudiantes de los cursos de recuperación.

Una "prioridad" del gobierno, como subrayó el propio premier Giuseppe Conte, y un "recurso decisivo" para Italia, como reiteró el presidente Sergio Mattarella.

Pero en esta fase no todos los cursos serán presenciales.

Algunas escuelas darán las clases de recuperación a distancia, tal como ocurrió durante la cuarentena: porque todavía está por resolverse uno de los problemas fundamentales, el transporte, con los gobernadores en esper

a de que se dé vía libre para aumentar el aforo de los medios hasta el 80%.

La gran prueba será entonces el 14 de septiembre cuando suene la primera campanilla oficial para todas las escuelas.

O casi: porque las regiones procederán en diferente orden, con Campania, Abruzzo y Basilicata orientadas a postergar la fecha del comienzo de clases (como ya decidieron Friuli, Cerdeña, Puglia y Calabria), en parte también para facilitar las operaciones electorales del fin de semana del 21 de septiembre.

Guardando entonces la distancia de seguridad, mañana cientos de miles de estudiantes volverán a las aulas, y con ellos los docentes y el resto del personal. En el aula se podrá estar sin tapabocas, salvo en los casos en que no se pueda respetar la distancia física.

Por este motivo muchas escuelas organizaron las actividades escolares también en otras estructuras, a veces incluso en teatros o parroquias que pusieron sus espacios a disposición.
Algunas lecciones, como las de Educación Física, se darán manteniendo la distancia o, en casos extremos, en forma virtual.

Durante el ingreso y la salida de la escuela, que se indicarán como claridad como ocurre en los lugares públicos, será obligatorio usar mascarilla, del mismo modo que será obligatoria en los espacios comunes.

Obviamente, con fiebre por encima de 37,5ø, o con síntomas de Covid, habrá que permanecer en casa y se procederá a la activación de todas las medidas para verificar la presencia del virus y hacer el eventual hisopado. La temperatura, de todos modos, deberá tomarse en la casa y no en la escuela.

La ministra de Instrucción, Lucia Azzolina, admitió que "será un año duro" pero subrayó que el gobierno tiene "ideas, coraje y recursos europeos". En una carta a los docentes, dijo saber que "hay preocupación, es comprensible", pero que "nadie en Europa trabajó tanto en los meses estivales para preparar la nueva temporada de la escuela".

Europa entretanto no excluye un eventual retorno a la didáctica a distancia en situaciones particulares, como cierres temporales o cuarentenas por sectores.

"Es realista -dijo una declaración conjunta, firmada también por el ministro de Salud italiano, Roberto Speranza- preparar y planificar la disponibilidad del aprendizaje online para integrarse al aprendizaje escolar en el próximo año escolar". 

Los gobernadores, por su parte, piden claridad en materia de transporte público, nodo central para la reanudación de las actividades escolares.

El líder de Italia Viva, Matteo Renzi, pidió "tests serológicos para todos, también para los estudiantes", y el secretario de la Liga, Matteo Salvini, invitó al gobierno a "hallar los fondos para medir la temperatura en la
escuela". (ANSA).