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Giovedì, 03 Settembre 2020 22:56

Emoción y orgullo, desde Venecia viva el cine. Emoción y aplausos por Ennio Morricone

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Un sacudón emocionante, una llamada a las armas, una elegía en un lenguaje que nos llega al corazón y nos emociona de 1895: la apertura de Venecia 77, aquél rito incluso institucional de declarar el vía a la Muestra Internacional de Arte Cinematográfico, se transformó hoy -ciertamente por el momento histórico-excepcional, el de la pandemia que, entre tantas cosas, paralizó al cine como ni siquiera las dos guerras mundiales lo hicieron-, en una celebración conmovedora de amor por al séptimo arte.


"Mueren de ganas de hacerlo", dijo Jane Campion en un video que recogía las voces de tantos cineastas: "¡Cine, cine, cine! Wakanda for ever", expresó conmovida Tilda Swinton recibiendo el León de Oro a la carrera y recordando la triste desaparición del actor Chadwick Boseman, "cine nada más que amor", casi invocó.
En el escenario siete directores de tantos festivales liderados por el de Venecia Alberto Barbera, "en simbólica representación de todos los demás y en solidaridad con la industria del cine" compartieron en relevo un documento que al reiterar "lo extraordinario e inimaginable que está sucediendo "resaltó lo que ha sido el cine "si alguna vez estuvo ausente, siempre tan presente. Provisionalmente privados de lo que es más caro, hemos entendido su valor. Hoy, las salas cinematográficas reabren sus puertas y, como pasa en los festivales, hay un poco de incertidumbre y un poco de inquietud.
Pero lo hacen con esperanza y convicción porque saben que, ahora más que nunca, nadie puede prescindir del cine. Del cine en la sala, en la gran pantalla, junto con el público, su voz, sus silencios.
La presidenta del jurado, la divina Cate Blanchett, en italiano, manifestó "estamos aqui, lo conseguimos. Hallarme junto a ustedes esta noche parece un milagro", "también el cine puede ser milagroso -prosiguió-. En los últimos meses, aislados en nuestras burbujas, hemos aguantado gracias a un río infinito de historias e imágenes sin jamás probar las emociones de compartir la oscuridad de la sala con extraños. No sé ustedes -dijo con ironía la actriz australiana- pero en mi living no pasan grandes eventos".
"El cine, en cambio, es un evento, creativo, espectacular, cuando ves los blockbuster, o la gran conexión con el cine del pasado y puente para el futuro cuando miras al cine de autor como sucede en el festival donde entre viejos maestros y talentos emergentes se forjan nuevas generaciones de espectadores. Hoy es un nuevo comienzo", enfatizó.
La apertura de la noche, con un muro levantado en sus alrededores encerrando como una fortaleza el palacio del cine, pese al distanciamiento, las mascarillas, miles de controles de fiebre, ya hizo comprender la alta tasa de emoción que poco a poco subía al escenario: la Roma Sinfonietta dirigida por Andrea Morricone tocó el tema de Deborah mientras en la pantalla se mostraban las imágenes de "C'era una volta in America" de Sergio Leone, el homenaje, con una ovación de pie a su término, al maestro Ennio Morricone.
Presentes el ministro de Bienes Culturales, Dario Franceschini, la familia Morricone, los jurados, el neo presidente de la Bienal, Roberto Cicutto, Roberta Armani, Sandra Milo.
Anna Foglietta, la madrina de Venecia 77 se emocionó, habló del "hacer", de la "empatía", recordó los invisibles del mundo del espectáculo y aplaudió, de hecho imaginó un abrazo, a los operadores sanitarios y familiares de las víctimas del Covid.
En el escenario la magia de la presencia de Tilda Swinton, más que una intérprete y musa de tantos directores (de Jarmush a Guadagnino), autora, escritora, curadora, una presencia carismática, hipnótica que una vez dejó transparentar la conmoción.
"El cine es, simplemente, mi lugar feliz. Es mi verdadera madre patria, el árbol genealógico de mi corazón. Los precedentes Leones a mi carrera -manifestó transmitiendo gran desasosiego- son los nombres de mis maestros, los ancianos de mi tribu".
"Ver una película, en Venecia, es -dijo en italiano- pura alegría. Quisiera agradecer al festival de cine más venerable y majestuoso de la Tierra, por haber levantado la bandera este año, y gracias por el León con las alas, el mejor dispositivo de protección personal para el alma", Venecia 77, con el filme de apertura fuera de concurso "Lacci" de Daniele Luchetti, comienza de esta manera, con una velada emocionante y decididamente motivacional para el retorno a las salas. (ANSA).

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