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Mercoledì, 02 Febbraio 2022 19:47

Adiós a Mónica Vitti, ícono del cine italiano

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La actriz falleció a 90 años y llevaba 20 alejada de los escenarios, informó el periodista y amigo de la familia Walter Weltroni. 

Monica Vitti, una de las actrices que hicieron inmortal al cine italiano en el mundo, falleció hoy a los 90 años, en Roma, tras haber permanecido lejos de la vida pública los últimos 20, debido a que sufría Alzheimer.
Para ella el cine siempre fue un elixir de vida y aún hoy le regala un eterno presente, ya que es inolvidable, un icono que se impone más allá del tiempo.
Su esposo, Roberto Russo -quien hoy le pidió dar la noticia del fallecimiento a Walter Veltroni en Twitter- defendió con férreo rigor y respeto ese aislamiento y combatió contra los innumerables "se dice" y las noticias falsas que a menudo poblaron las páginas de diarios y revistas.
Su última aparición pública fue hace 19 años (en el estreno de "Notre Dame de París") y ya en años anteriores su participación en actos oficiales se había enrarecido tras una retirada de los escenarios que data de 2001, cuando fue recibida en el Quirinal (palacio presidencial) para el premio David de Donatello.
Maria Luisa Ceciarelli, su verdadero nombre, nació en Roma, el 3 de noviembre de 1931, creció en Sicilia antes de la guerra debido al trabajo de su padre (inspector de comercio) y se enamoró de la actuación en su adolescencia, cuando montaba espectáculos caseros para distraer a sus hermanos de los horrores de las bombas en los últimos años de la guerra.
Se graduó 1953 en la Academia de Arte Dramático bajo la tutela de Silvio d'Amico y con un profesor-compañero excepcional como Sergio Tofano.
Ya mostraba indicios de su flexibilidad como intérprete. El primero, la empujó al escenario para enfrentarse a grandes papeles dramáticos (Shakespeare, Moliere, "La enemiga" de Dario Nicodemi, con el que conquista al público) y el segundo la llevó a dar rienda suelta a su brío histriónico en la exitosa serie de comedias inspiradas en el personaje del Señor Bonaventura, entonces un héroe de cómic muy popular.
En tanto, adoptó un nombre artístico con el que sustituir el apodo de "Setti Vistini" con el que amigos y familiares la llamaban por su capacidad de cambiar rápidamente como un personaje del entonces famoso actor y transformista Leopoldo Fregoli.
Ella eligió un apellido que le recordaba a su amada madre (Adele Vittiglia) y un nombre que le "sonaba bien" y que aún no estaba de moda.
Debutó en el cine en 1955 con un pequeño rol en "Adriana Lecouvreur", de Guido Salvini, junto a "monstruos" de la actuación como Valentina Cortese, Gabriele Ferzetti y Memo Benassi, pero 5 años después encarnó la musa muda de Michelangelo Antonioni para la primera de las cuatro películas que van bajo el signo de la "incomunicabilidad", "L'avventura".
En los siguientes cuatro años se convertirá en una diva internacional gracias a títulos como "La notte", "L'eclisse" y "Deserto rosso", pero el encuentro con Antonioni se remonta a 1957 cuando prestó su voz a Dorian Gray en "Il grido".
Todos los grandes directores internacionales también la querían porque además de un bello y misterioso rostro tenía una voz ronca y melosa que (al igual que Claudia Cardinale en los mismos años) marcaba una diferencia con la escuela de dicción tradicional.
En la misma década del 60 probó suerte en varias ocasiones con la televisión y tuvo un reconocimiento especial con su participación en el atormentado jurado del festival de Cannes de 1968 cuando renunció a su papel en solidaridad con los manifestantes de la Nouvelle Vague.
En ese momento decidió darle un corte a su imagen más consolidada y abrazó la idea de la comedia gracias al realizador Mario Monicelli, quien la quiso como protagonista de "La ragazza con la pistola". El éxito fue popular, inmediato y contagioso.
A mediados del 68, en la emancipación de la tímida siciliana Assunta Patane que persiguió al hombre que la deshonró (Carlo Giuffre) hasta Inglaterra, Vitti demostró un brillante e inesperado talento que pronto le permitió luchar de igual a igual con los "coroneles" de la comedia italiana.
Fue la única mujer ganadora con armas propias y feminidad inalterable en un mundo de hombres más o menos misóginos y dominó el cine italiano de los años 70.
La actriz se permitió extravagancias de calidad (como los papeles creados para su encanto por Miklos Jacso ', Luis Bunuel y Andre' Cayatte) y trabajó con los grandes italianos (de Dino Risi a Ettore Scola, pasando por Monicelli y Luigi Magni).
Se sumó a Antonioni en la experimentación electrónica de "Il mistero di Oberwald), triunfó en pareja con Alberto Sordi (sobre todo gracias a "Polvere di stelle", dirigida por el actor), alentó el debut como realizador de Carlo Di Palma (el gran director de fotografía que se conviertió en su pareja) y luego el del fotógrafo Roberto Russo, que la dirigió en "Flirt", film que le valió el premio a la mejor actriz en el Festival de Berlín en 1983.
También Russo se relacionó sentimentalmente con Vitti y contrajeron matrimonio en 2.000 después de 27 años de "noviazgo".
Junto al León de Oro a la Trayectoria (1.995) recibido en el Festival de Cine de Venecia, ganó 5 David, 12 Globos de Oro y 3 Nastri d'Argento.
Vitti también conquistó audiencias televisivas junto a Mina ("Milleluci" en el 74 y "Domenica in vent'anni dopo"), escribió dos libros autobiográficos, dirigió una película ("Scandalo segreto") en 1990 y llevó con éxito al teatro la gran comedia estadounidense "La extraña pareja".
En los albores del nuevo siglo el "volcán" Vitti se apagó, casi sin darse cuenta y solo la entrega de su esposo, Roberto Russo la protegió del morbo de los "paparazzi".
Así hoy podemos verla y recordarla, inmortal, en la plenitud de su arte y de su vitalidad. (ANSA). 

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