Los golpistas son detenidos y trasladados desnudos en autobuses a centros de detención improvisados. Foto fija que en las calles capta los cadáveres de las víctimas del golpe, cubiertos ahora con la bandera turca. Caídos después de que un F-16 de los golpistas bombardeara las inmediaciones del palacio presidencial en Ankara.
Pero el presidente Erdogan no estaba allí, sino en su residencia de Estambul, dando las gracias a aquellos que le han apoyado, a los miles de turcos que han salido a las calles para decir que no se rinden. Rodeando el parlamento, bombardeado por los militares contrarios a Erdogan, poco antes.
Ocho mandos golpistas han intentado buscar cobijo en Grecia, aunque el gobierno heleno ya ha dicho que los entregará a las autoridades turcas. Cerca de 3000 soldados han sido arrestados. Militares que, tal y como apuntaba el primer ministro turco, podrían enfrentarse a la pena de muerte, porque las autoridades turcas están pensando en cambiar la legislación para recuperar la pena capital.
Desde luego, después de hoy, no les va a resultar difícil, ya que el gobierno de Erdogan ha aprovechado para hacer limpia también en la judicatura, destituyendo a 2.700 jueces y arrestando a decenas de ellos, sobre todo del Supremo.