La premier italiana, Giorgia Meloni, recibió hoy el respaldo de confianza de la Cámara, con 235 sí, para llevar adelante a su gobierno, y prometió que no tirará la toalla para cumplir con sus objetivos pese a los problemas que se presentan.
"No retrocederemos, no tiraremos la toalla, no traicionaremos", afirmó.
Después de 70 minutos y más de 70 aplausos, Meloni cerró el discurso, con el que pidió y obtuvo de la Cámara la confianza, con la voz ronca y un hilo de emoción.
Sin ocultar las dificultades que habrá que soportar, empezando por la emergencia de alta energía, porque Italia es "un barco en tempestad". Pero, aseguró, está al mando de una "tripulación capaz" y hará todo lo posible, incluso a costa de no "no ser reelegida", para llevar el barco a salvo a puerto.
Volcando una vez más las predicciones que siempre la han visto como desfavorecida, Meloni ha llegado donde ninguna mujer había llegado antes.
Es la primera mujer premier en Italia. Al frente de un partido de derecha que se ha consolidado como el primer partido en las elecciones. Y que ahora tiene los números y quiere gobernar los próximos 5 años. Darle al país, con recetas claras y el cambio de registro -del fisco, al covid, al migrante y apoyo a los más débiles mediante la revisión de la renta de la ciudadanía- "un futuro de mayor libertad, justicia, bienestar y seguridad".
Reivindica tus orígenes, Meloni sabe que tiene que superar los "prejuicios" con los que se ve a su gobierno, incluso en el exterior. Y no es casualidad que primero asegure que Italia está firmemente posicionada con Occidente, contra la guerra de Vladimir Putin en Ucrania, de lleno dentro de la alianza atlántica ("la libertad -dice- tiene un coste").
Sin embargo, la actitud cambiará: nunca más con el sombrero en la mano en Bruselas, respeto a las normas sí pero también petición legítima de cambiarlas.
No para "sabotear" a la UE -el mensaje que también envía a Bruselas, donde podría volar ya la próxima semana-, sino para "acercarla" a los ciudadanos.
"Nunca seré la animadora de nadie", agregó en el curso de la réplica, donde el tono se vuelve más brillante. Donde se deja llevar por alguna expresión romana, se le escapa el "tú" al diputado de Verdes-Si Aboubakar Soumahoro y responde directamente a la diputada demócrata Debora Serracchiani: "¿Crees que estoy un paso por detrás de los hombres?", dijo antes de aclarar que, para ella, la libertad de la mujer no se mide "por llamarse capatrena".
En definitiva, la cuestión no es si "el" o "la" presidente, sino garantizar la igualdad de oportunidades, los servicios, las guarderías abiertas hasta tarde.
Las mujeres, aseguró, "no tendrán nada que temer de este Gobierno" porque, como ha señalado anteriormente en su intervención citando a Montesquieu, el Gobierno de centroderecha "nunca limitará las libertades, ni siquiera en materia de derechos civiles y aborto".
No hay polémica estos días que deje caer, punto por punto: el "mérito" sirve para garantizar, incluso a los que no son de buena familia, las mismas posibilidades de lograrlo. La soberanía alimentaria no significa "quitar la piña del negocio" sino no depender del exterior "para alimentar a nuestros hijos".
Hay muchas citas, del Papa a Roger Scruton, de Steve Jobs a Amartya Sen. La referencia, varias veces, al Risorgimento. Una condena de las leyes raciales del "momento más bajo" del historia italiana y distanciándose de los "regímenes antidemocráticos, incluido el fascismo".
"Nunca tuve simpatías", subrayó, antes recordar la "violencia política" -y "los inocentes mataron a golpes de llaves inglesas" en manos de "militantes antifascistas"- que ha alejado la "pacificación nacional".
El que se necesita ahora porque "la contingencia es muy difícil", quizás el peor momento "desde la segunda posguerra" y sirve, en respeto roles, la contribución de todos. Pero Italia, como Américo Vespucio, es el "barco más hermoso del mundo" y el proyecto que presenta miradas a un horizonte de aquí "a 10 años".
En los últimos diez, observó creando cierta vergUenza en los aliados que en esos gobiernos, en varias combinaciones, ha habido, Italia nunca ha crecido porque los gobiernos cambiaban cada dos años. Ahora debe convertirse en "un negocio" invertir en Italia, dice, enumerando los pilares de la política económica que fueron también los eslóganes de la campaña electoral: "no molestes a los que quieren hacer", "cuanto más contrates, más menos se paga", la "tregua fiscal".
El Plan Nacional de Recuperación y Resiliencia (PNRR) tiene que continuar, pero con los "ajustes" necesarios.
La defensa de los activos "estratégicos". Todo en nombre de ese interés de la "nación", palabra que aparece 15 veces en las 16 páginas del discurso, con las partes más importantes subrayadas en amarillo. Como el "coraje", la "responsabilidad", el compromiso "total" con el que al final es esperanza, "Italia podrá salir de la crisis más fuerte y más autónoma que antes".
"Nunca simpaticé por el fascismo"
La nueva premier italiana, Giorgia Meloni, acudió este martes a la Cámara de Diputados para solicitar al Parlamento un voto de confianza, último paso antes de que su gabinete tenga plenos poderes para gobernar, con un discurso programático en el que aseguró que nunca sintió "simpatía" por el fascismo.
"La libertad y la democracia son elementos distintivos de la civilización europea contemporánea. Por lo tanto, nunca tuve simpatía o cercanía hacia ninguno de los regímenes antidemocráticos. Ningún régimen, incluido el fascismo", afirmó la líder de Hermanos de Italia, de 45 años.
Meloni militó en el pasado en el Movimiento Social Italiano, un partido posfascista. Cuando tenía 19 años grabó un video en el que afirmaba que Benito "Mussolini fue un buen político" y que "todo lo que hizo" fue por el país.
Ahora, subrayó las leyes raciales de 1938, que institucionalizaron la persecución de los judíos en Italia, son los "punto más bajo en la historia de Italia, una pena que marcará nuestro pueblo para siempre".
"Los totalitarismos del siglo XX desgarraron toda Europa por más de medio siglo, en una sucesión de horrores que invirtieron la mayoría de los estados europeos. Y el horror y los crímenes, independientemente de quién los haya cometido, no merecen ningún tipo de justificación", agregó.
Meloni también prometió que no limitará derechos existentes, en un claro guiño a quienes temen restricciones a aborto, práctica legalizada en el país desde la década de 1970, y que luchará contra "cualquier forma de racismo, antisemitismo, violencia política y discriminación".
Además, admitió sentir el "peso" de ser la primera mujer primera ministra de Italia y aseguró que tiene la intención gobernar durante cinco años ininterrumpidos, como marca la legislatura, lo que no tendría precedentes en la historia moderna del país.
La primera ministra también afirmó que no quiere "sabotear" a la Unión Europea, solo hacerla más "eficaz", aseguró que mantendrá el apoyo a Ucrania en la guerra contra Rusia y defendió la aprobación del semipresidencialismo, una idea que encuentra fuerte resistencia en la oposición.
Meloni también prometió instituir medidas para alentar la natalidad para evitar un invierno demográfico en Italia y enfrentar el "cáncer de la mafia de frente".
Sobre la crisis migratoria en el Mediterráneo, se retractó de la propuesta de imponer un bloqueo naval para impedir la llegada de migrantes a la costa italiana y señaló la importancia de "eliminar las causas que llevan a los migrantes a abandonar su propia tierra para buscar una vida mejor en Europa".
"No pretendemos cuestionar el derecho de asilo de que huye de guerras y persecuciones. Todo lo que queremos hacer es impedir que los coyotes elijan quién entrará en Italia", dijo.