Fundada en el 396 a.C. por mercenarios de Siracusa durante la guerra contra Cartago por deseo de Dionisio de Siracusa, la antigua ciudad de Tíndaris debe su nombre a Tíndaro, rey de Esparta.

Desde entonces su historia ha sido una sucesión de narraciones, mitos y leyendas que han dejado una huella imborrable en la imaginación popular. Base naval primero de los cartaginenses, después de los romanos, conquistada por los bizantinos y destruida por lo árabes, es famosa por una batalla naval – la Batalla de Tíndaris- y por las palabras que le dedicó Cicerón en los In Verrem, pero sobre todo es famosa por la presencia de una Virgen Negra (la Madonna Nera) venerada en el santuario de la antigua acrópolis.

Los restos de la antigua ciudad de Tíndaris han llegado hasta nosotros relativamente bien conservados. La estructura urbanística en forma de cuadrícula típica de las ciudades romanas se hace evidente en las insulae (estructuras urbanísticas romanas) que ha salido a la luz entre dos antiguos decumanos y la poderosa muralla de opus quadratum, son sumamente interesantes pero lo que sorprende al vistante es sobre todo el Teatro Griego.

Originario de finales del siglo IV y restaurado en época romana, es una maravilla de la ingeniería acústica y alberga desde hace más de sesenta años el festival de música, danza y teatro. Adosado al lado de un promontorio se orienta hacia el mar y tiene un diámetro de más de 60 metros.

El Santuario de la Madonna Neraes el atractivo principal de Tíndaris. En su interior la escultura de madera de cedro que representa a la Virgen con el Niñollegó a Tíndaris como intento por parte de los fieles de salvarla de la furia iconoclasta del siglo VIII.

Segú la leyendafue depositada por los marineros de una nave bajo el promontorio de Tíndaris para poder partir sin oponerse a la voluntad divina, que habría impedido a la embarcación levar el ancla. La Madonna se venera en una celebración que tiene lugar el 7 de septiembre.

A los pies del promontorio se extiende la Laguna de Oliveri, llamada también de Tíndaris, un brazo de mar de excepcional belleza, hoy en día reserva natural debido a la presencia de un particular ambiente salobre de tipo lacustre con arenas marinas, es una meta turística para  todos aquellos que  se dirigen a la playa de Marinello, también ella objeto de una leyenda según la cual se habría formado debido a la caída de una niña –recuperada indemne- desde el promontorio del santuario.

También la Gruta de Donna Villa, visible en un lado de la roca es objeto de un antiguo mito: los agujeros en su interior serían las señales de los dedos de una maga devoradora de marineros cuando no conseguía saciar su nefasto apetito. Italia.it