"Hoy estamos aquí gritando basta. Como capital, nosotros también hemos pagado las desastrosas consecuencias del colapso de la democracia.

La muerte de Navalny quizás se considere un acto de fuerza, pero en realidad es un signo de debilidad y miedo al pueblo ruso".

Así afirmó hoy el alcalde de Roma, Roberto Gualtieri, en la Piazza del Campidoglio, durante una procesión de antochas que se hizo en recuerdo del opositor ruso Alexei Navalny, que murió el sábado en la cárcel.

Ante una gigantografía de Navalny, manifestantes colocaban fotos o tarjetas, algunas escritas en italiano, otras en ruso.

Entre las personas presentes en la plaza también había numerosos extranjeros.

"Estamos felices de estar aquí en esta marcha contra un régimen que no tolera la disidencia y que mata la libertad, en solidaridad con todos esos ciudadanos rusos que también están protestando pacíficamente en los últimos días y expresando su disidencia, y están siendo arrestados por esto", dijo Elly Schlein, la secretaria general del Partido Democrático.

"Los demócratas como nosotros no podemos tolerar una violencia constante de los derechos fundamentales y democráticos en ningún país. Es importante estar aquí después del asesinato político de Navalny, del que solo hay una persona responsable: el régimen de Putin", agregó Schlein.

Por otra parte, al grito de "vergüenza, vergüenza", un grupo de personas saludó la llegada a la plaza de Massimiliano Romeo, dirigente de la Liga, uno de los partidos de la coalición de gobierno.

Los manifestantes reclamaban a Romeo las estrechas relaciones que el líder de la Liga, Matteo Salvini, tuvo a lo largo de los años con Vladimir Putin, un hecho que incluyó denuncias de una supuesta financiación rusa a su partido, siempre negada por el hoy vicepremier y ministro de Transportes.  (ANSA).