"Es distinto a jugarlo", confesó Daniele De Rossi, quien mañana afrontará su primer clásico como entrenador de la Roma frente a una Lazio en la que también su colega Igor Tudor tendrá su primera experiencia en un derby capitalino sentado en el banco de suplentes.

"Con los años, cuando era futbolista, aprendí a manejar mejor las tensiones porque al principio lo sufría. 

Hoy, en cambio, me siento tranquilo", reconoció De Rossi, al afirmar que pretende transmitirle la misma tranquilidad a sus jugadores en la previa.

"Debemos motivarlos en la dosis correcta, sin sobrepasarnos", explicó el técnico "giallorosso" que como futbolista tiene buenos recuerdos del derby, pero aclaró que "habiéndolo jugado durante 20 años, no puedes recordarlo sólo por los momentos positivos".

"Hoy me viene a la memoria el primero que jugué, cuando (el brasileño) Mancini convirtió un gol de taco (en el 2-0 de la Roma sobre Lazio en 2003, Ndr) y al final del partido yo era el hombre más feliz del mundo. Son cosas que no se olvidan nunca", destacó.

Dejando atrás el pasado y de cara al futuro, De Rossi explicó sobre el clásico de mañana que "es clave prepararlo a fondo porque no se trata de un partido normal y no tiene consecuencias normales el resultado. No es lo mismo jugar con Lazio que con Sassuolo para los aficionados", comparó.

De paso, destacó que "estuve repasando las estadísticas y noté que en los últimos tres o cuatro clásicos no hubo goles", al afirmar que "el equipo tiene hambre de revancha y nosotros debemos alimentarlo para luego preparar un partido contra un rival fuerte".

Roma, que tras superar por la mínima a Sassuolo en el Olímpico empató sin goles en campo de Lecce, un partido en el que el "giallorosso" se sintió perjudicado por algunos fallos arbitrales.

"Hemos hablado de los arbitrajes, pero sería preocupante que ese tipo de episodio se repita cada semana. Por ahora no es para alarmarse y no estoy preocupado por los arbitrajes, pero sí por cómo se aplica el reglamento", explicó De Rossi.

El arbitraje en el derby de mañana estará a cargo de Marco Guida, en quien confía el técnico de la Roma para que no se repitan circunstancias que dan lugar a la polémica, como el pasado fin de semana, aún cuando aclara: "Yo no puedo entrenar a los árbitros o mejorarlos" y considerar que "a veces uno tiene que hablar de algún fallo y a veces es mejor que no".

El empate con Lecce dejó a la Roma a cinco puntos de distancia de Bologna, que marcha cuarto y está logrando el último pasaje a la próxima Champions, dos por encima de Atalanta y a seis de una Lazio que necesita seguir sumando para mantener viva su ilusión de jugar ese torneo.

Para el choque de mañana, De Rossi no podrá contar con el suspendido zaguero franco-marfileño Evan N'Dicka, ni con el lesionado delantero iraní Sardar Azmoun, pero sí con el argentino Paulo Dybala, que será titular junto al belga Romelu Lukaku y con Stephan El Shaarawy en el tridente ofensivo.

Roma necesita de sus goles porque celebró apenas dos en sus últimos tres partidos (contra Brighton & Hove Albion, además de los mencionados con Sassuolo y Lecce) y precisa ganar para encarar con el ánimo bien arriba el partido que jugará el próximo jueves en San Siro frente al Milan, en el duelo de ida de los cuartos de final de la Europa League.

Dos torneos que signarán el destino de De Rossi en la Roma, que a su mando se transformó en "un equipo interesante, con una idea de juego y con jugadores de calidad" a los que el entrenador supo transmitirle su impronta", a decir de su colega Tudor.

"De Rossi está haciendo un gran trabajo. Siempre me gustó su manera de hacer las cosas y sus valores", explicó el croata, que debutó en el cargo con un tan agónico como resonante triunfo en el Olímpico por 1-0 frente a Juventus el pasado fin de semana.

"Será un partido difícil", advierte Tudor, al considerar que "en algunos puntos, ellos tienen características parecidas a las nuestras" y al augurar: "Espero que el público se divierte, pero lo más importante es que espero ganar".

Consultado sobre la designación de Guida como árbitro del clásico, el técnico de Lazio respondió: "No tengo ningún problema y espero que todos hagan un buen trabajo", al tiempo que comentó que sus dirigidos poco a poco van entendiendo la idea que les transmite.

La fórmula para ganar el clásico, resumió, será "jugar con la cabeza, el corazón y las piernas", al reconocer que el partido es "muy importante en la lucha por lograr un boleto a las Copas europeas" y confesar que "siempre me gustaron los partidos importantes y preparamos este del mejor modo posible".

"Es imposible mantenerse al margen de la ansiedad de los aficionados porque un clásico te obliga siempre a dar algo más, sin que por ello tengas que perder la cabeza. Hay que jugar con el carácter que amerita y con respeto por el rival. De eso se trata para mí un derby", completó.

"Estamos en el camino correcto. Los jugadores están convencidos de lo que hacen, pero siempre hay margen para mejorar. Con Juventus vi cosas positivas y otras no tanto", explicó Tudor, quien no podrá contar con el arquero Ivan Provedel, con Mattia Zaccagni, ni con Manuel Lazzari.

Tudor no confirmó el once inicial y tampoco si será Ciro Immobile, el capitán y goleador histórico de Lazio, el centrodelantero o comenzará el partido como suplente, como sucedió ante Juventus, cuando optó por el argentino Valentín Castellanos.

Immobile seguramente espera por revancha porque no convierte en un clásico desde 2021 y porque sólo celebró dos goles en los últimos diez partidos del campeonato. El de mañana podría ser, además, su último derby capitalino, en el que -de tener oportunidad- buscará igualar el récord de siete festejos del histórico Silvio Piola.

Lazio contará, además, con el brasileño Felipe Anderson y con el uruguayo Matías Vecino, quien iniciaría el duelo en el banco de suplentes, a diferencia del campeón mundial argentino Leandro Paredes, cada vez más asentado en el mediocampo de la Roma.   (ANSA).