En 2024 habrá 12 millones de enoturistas, una cifra que supone un aumento de alrededor del 20% respecto al año pasado pero que presenta increíbles perspectivas de crecimiento si se tiene en cuenta que Italia puede presumir de más de 500 vinos certificados, desde Barolo hasta Chianti, desde Marsala hasta Prosecco.

Así se desprende de una encuesta conjunta de Cna Turismo e Commercio y Cna Agroalimentare que ANSA publica como anticipo en vísperas de Vinitaly, el salón de vinos y espirituosos que se celebrará en Verona del domingo 14 al miércoles 17 de abril.

Una encuesta que fotografía exclusivamente a turistas, es decir, aquellos que no se limitan a un viaje fuera de la ciudad sino que pernoctan al menos una noche fuera de casa en instalaciones hoteleras o extrahoteleras.

Dos tercios de los enoturistas serán italianos y el resto extranjeros. Entre los turistas extranjeros se espera un predominio de viajeros procedentes de los Estados Unidos, seguidos de alemanes, británicos, suizos, holandeses y austriacos.

También crece el número de entusiastas procedentes de Asia, Oceanía y América del Sur: según la encuesta, el enoturista es mayoritariamente un turista de rango medio-alto que, además del gasto directo del viaje, compra productos (vino y gastronomía) para ellos y sus familias y gastan más en regalos directos o mediante vales que el turista medio en general.

Además, especialmente durante la época de la cosecha, el enoturista puede dedicarse a actividades experienciales, en definitiva aquellas con las que "se ensucia las manos" dedicándose a tareas agrícolas o artesanales.

Buenas noticias sobre el fenómeno provienen también del informe sobre enoturismo y ventas directas al consumidor elaborado por Divinea, que registra un verdadero cambio de ritmo ocurrido el año pasado.

En primer lugar, las experiencias y eventos en la bodega han aumentado y diversificado, la facturación derivada de los servicios enoturísticos ha crecido un 11% y además las empresas se han equipado para recibir visitantes incluso los fines de semana (en 2023 +30% empresas que pueden ser visitadas los sábados). En cuanto a las franjas horarias, las 11:00 horas y las 15:00 horas siguen siendo las más populares, aunque estas preferencias varían significativamente entre las distintas regiones vinícolas.

Por ejemplo, en la zona de Prosecco Docg, más del 30% de las visitas se realizan a las 10 horas, mientras que en Apulia más de un tercio de las visitas se realizan por la tarde, a las 16 horas.

Otra tendencia positiva es la desestacionalización, por un lado debido a las temperaturas más suaves en otoño e invierno, por otro, por el creciente número de empresas que han desarrollado ofertas estacionales específicas.

Más del 25% del total de visitas se registraron entre marzo, abril, noviembre y diciembre (+4% frente al 21% del año pasado).

Una cifra importante que confirma un cambio en la estacionalidad del enoturismo que históricamente siempre ha estado centrado en los meses de mayo a octubre.

Por último, las visitas a las bodegas atraen cada vez a más jóvenes a la empresa. Lo confirma el hecho de que el 43,8% de quienes reservaron una experiencia en bodega en 2023 tienen entre 25 y 34 años. Seguidos por los grupos de 35-44 y 45-54, respectivamente, con un 23,1% y un 15,3% que suelen ser familias. Ansa