Tras varios meses de distanciamiento, el presidente turco, Recep Tayip Erdogan, ha consolidado su viraje prorruso en su primera salida al extranjero desde el fallido golpe militar en su país el 15 de julio.

El deshielo, propiciado por la llamada de Putin tras la asonada, busca llevar las relaciones bilaterales al nivel anterior a la crisis provocada por el derribo en noviembre de 2015 de un caza ruso por parte de Turquía en la frontera siria, reseña Euronews .

Vladimir Putin, presidente de Rusia:
“Sí, hemos sobrevivido a momentos muy difíciles en las relaciones entre nuestros dos Estados, pero todos compartimos la voluntad de superar esas dificultades por el interés de nuestros ciudadanos.”

Erdogan por su parte se mostró dispuesto a apoyar la reanudación de proyectos como el gasoducto Turkish Stream, que suministrará gas a Turquía a través del mar Negro, y la construcción de la primera central nuclear turca de Akkuyu.

Recep Tayyip Erdogan, presidente de Turquía:
“Nuestros intercambios comerciales que eran de 35.000 millones de dólares con estos últimos acontecimientos cayeron a 27.000 millones. Sin embargo, nuestro objetivo es llegar a un intercambio comercial por valor de cien mil millones de dólares, y estamos decididos a alcanzar ese objetivo.”

Uno de los puntos de desacuerdo entre los dos líderes sigue siendo en conflicto en Siria. Rusia lanzó una intervención aérea que ha permitido reforzar sus posiciones al régimen del presidente Bachar al Asad, enemigo acérrimo de Erdogan, quien ha apoyado a la oposición armada.