¡El show debe continuar! la competencia de Vela ha de realizarse en la cloaca de Guanabara, colectora de las aguas residuales que las favelas vierten al mar sin los tratamientos sanitarios correspondientes, así, las playas de Río son cultivo de todo tipo de virus y bacterias, que causan enfermedades como la disentería, la hepatitis A, la fiebre tifoidea, el cólera, entre otras. Los diferentes estudios realizados a estas aguas reflejan el altísimo riesgo de infección, incluso con bacterias resistentes a los fármacos. El año pasado el atleta Erik Heil, contrajo una bacteria que come carne en una prueba preolímpica en Río.
Así las cosas uno no puede dejar de preguntarse ¿Cómo es posible que las autoridades de un Estado realicen semejante violación a la dignidad de la persona humana, cuyo respeto están obligados a garantizar? ¿Cómo es posible que ello sea aceptado por el Comité Olímpico? ¿Cómo es posible que un atleta considere más trascendental una competencia que su salud y hasta su propia vida? ¿Cómo es posible que el público, como en los tiempos del Circo Romano en el que los Gladiadores se enfrentaban a los Leones, se entretengan observando a unos atletas infectarse en una cloaca? Una nueva medalla debe otorgarse al mejor sistema inmunológico.
Tampoco puedo dejar de mencionar, en esta vergüenza y degradación del deporte, en la que se han transformado estas Olimpíadas Río 2016, la habilitación de los atletas rusos denunciados por dopaje y la inhabilitación de la atleta denunciante, el mundo al revés pues.
Toda acción presente sienta los precedentes del mañana, y los que se están sentando son: que se compite incluso en condiciones que a todas luces son inaceptables para cualquiera que entienda lo que significa ser persona humana creada por Dios a su imagen y semejanza, el castigo para el denunciante y la impunidad para el denunciado. Se pueden entonces crear nuevas quinielas: Cuántos enfermarán, de qué, tiempo de curación, quien se atreverá a denunciar, cuántos dopajes serán descubiertos, etc.
La defensa de la dignidad a través de la historia de la humanidad ha implicado siempre coraje y sacrificio hasta de la propia vida. Martín Luther King, Gandhi, Simón Bolívar, Miranda, son ejemplos; en nuestra lucha de 17 años por el restablecimiento de la democracia, Jorge Tortoza, Evangelina Carrizo, Yormi Suárez, Maritza Ron, Keyla Guerra, Bassil Da Costa, entre muchos.
Es una obligación y un derecho vencer el relativismo que degrada la condición humana, nada que atente contra la integridad del cuerpo y el espíritu puede ser aceptado. Lo trascendente es ser persona humana, digna y libre.
Una luz de esperanza en medio de este relativismo e involución moral es la noticia de la decisión del Estado Brasilero de enjuiciar a sus gobernantes corruptos a partir de la iniciativa de la representación popular que entiende su papel.