Julia tiene diez años y es una de las incontables víctimas que aún quedan sepultadas no solo en Amatrice sino en otras localidades que el seísmo ha borrado del mapa.

Las tareas de rescate continúan en una carrera a contrareloj para salvar vidas.

La tierra sigue temblando en el centro de Italia, lo que mantiene el terror en las zonas afectadas por el terremoto que causó 250 muertos. El Gobierno italiano anunció las primeras medidas de asistencia, entre ellas, fondos por 50 millones de dólares. Salen a la luz historias dramáticas, unas pocas con final feliz. Las destrucción en algunos poblados, como la pintoresca y medieval Amatrice, es desgarradora. Unos 293 bienes culturales de la región quedaron dañados o destruidos completamente.

Hasta el momento 215 personas fueron rescatadas con vida desde los escombros, en una labor encomiable de los socorristas, sin descanso, pese a los nuevos movimientos telúricos.
Más de 2.000 personas trabajan día y noche entre bomberos y operadores de la seguridad, precisó el ministro del Interior, Angelino Alfano.

El gobierno del premier Matteo Renzi anunció las primeras medidas de emergencia, tras la reunión del Consejo de Ministros destinadas a paliar las consecuencias del desastre.
Renzi anunció fondos por 50 millones de dólares, la suspensión de la recaudación fiscal y la coordinación de las intervenciones a través de Protección Civil.
La nueva réplica de la tarde del miércoles volvió a causar angustia a la población de Amatrice, Accumoli, Pescara y Arquata del Tronto, las localidades más afectadas.
Protección Civil informó que hasta el momento los muertos suman 250, de los cuales 193 son de Amatrice, 11 en Accumoli y 46 en la zona de Arquata en Las Marcas.
Mientras que los heridos alcanzan a 365.
También hoy se reunió la comisión de Grandes Riesgos hacer un análisis de lo sucedido el miércoles en la zona golpeada por el sismo y las sucesivas 600 réplicas.
Fabrizio Curcio, jefe del Departamento de Protección Civil, no esconde que el sismo pueda tener, en términos de víctimas, "dimensiones peores que las de Aquila", donde en 2009 murieron 309 personas. En la misma línea se expresó el presidente de la Región Lazio, Nicola Zingaretti: "Temo que las víctimas aumenten y no en poco".