Este viejo conocido de la política brasileña probablemente no hubiera llegado a la presidencia de haber pasado por la casilla de las elecciones, debido a su falta de carisma y su carácter envarado. Ahora tendrá que ganarse a pulso la confianza de los brasileños, aunque lo tendrá difícil porque su programa para luchar contra la crisis que estrangula al país se basa en privatizaciones y recortes del gasto público.

En una sesión histórica el Senado desalojó del poder a la presidenta suspendida Dilma Rousseff, acusada de maquillar las cuentas fiscales, con lo cual cerró prematuramente su mandato y puso fin a 13 años de gobiernos del Partido de los Trabajadores (PT).

Dilma Rousseff es sucedida por Michel Temer que desde hoy es presidente permanente hasta el 31 de diciembre de 2018.
Por una amplia mayoría de 61 votos contra 20 el Plenario del Senado aprobó poco antes de las 14 horas (17 GMT) la destitución de la mandataria, que había sido reelecta en octubre de 2014 en un apretado balotaje ante Aecio Neves.
"Proclamo el resultado 81 senadores votaron, votaron 'sí' 61 senadores, votaron 'no' 20 senadores", dijo el ministro Ricardo Lewandowski, titular del Supremo Tribunal Federal que presidió la sesión.
En ese momento parlamentarios opuestos a Rousseff comenzaron a entonar el himno nacional, en gesto de celebración por la victoria obtenida que pone fin a una larga crisis.
Abatimiento y perplejidad se observaba en los rostros de los legisladores del PT que luego de la derrota anunciaron una visita a Rousseff en el Palacio de Alvorada, la residencia oficial que debe abandonar en las próximas semanas. Desde marzo de 2015 se realizaron movilizaciones multitudinarias contra Rousseff que tuvieron su ápice en marzo de este año cuando cerca de 2 millones de personas protestaron en Brasilia, San Pablo, Rio de Janeiro y otras capitales.
"Este es el resultado de la actitud de la sociedad que se volcó a las calles", aseveró ante la prensa la senadora Ana Amelia, del Partido Progresista, que votó por la remoción de Rousseff.
Está previsto que este miércoles jure como presidente definitivo Michel Temer, en un acto que se realizará en el Congreso, tras lo cual embarcará hacia China para participar en la Cumbre del Grupo de los 20.
Rousseff, del PT, asumió su primer mandato en enero de 2011 tras vencer los comicios de 2010 en la fórmula completada por Michel Temer, del Partido Movimiento Democrático Brasileño (PMDB).
"Venció la democracia, venció la Constitución, venció Brasil", celebró el senador Aecio Neves, ex candidato presidencial y titular del Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB).
El PSDB, cuyo máximo líder es el ex presidente Fernando Henrique Cardoso, integra la alianza del gobierno encabezado por Michel Temer.
Rousseff fue hallada culpable de haber violado las leyes de Presupuesto y Responsabilidad Fiscal mediante la manipulación de las cuentas públicas.
Según la acusación, ese "maquillaje" fue una maniobra para esconder el exceso de gastos en 2014, año en el que fue reelecta.
"Este Senado juzgó los delitos delitos cometidos por Dilma Rousseff (...) responsable de una administración demagógica e irrresponsable, que hundió al país en una situación caótica", sostuvo el senador Ronaldo Caiado del partido Demócratas.
La salida de Rousseff pone fin al "populismo bolivariano defendido por Dilma y Lula (da Silva) que dejaron este saldo de 12 millones de desocupados", atacó Caiado.
Por cierto, el fin anticipado del gobierno de Rousseff comporta el cierre de cuatro mandatos consecutivos del PT iniciados en enero de 2003 por Luiz Inácio Lula da Silva, reelecto en 2007.
Lula viajó esta semana a Brasilia para estar junto a Rousseff en su alegato de defensa de 17 horas, realizado el lunes, e intentar persuadir a algunos senadores que voten por su correligionaria.
En una segunda votación realizada este miércoles el Senado votó por la preservación de los derechos políticos de Rousseff a diferencia de lo ocurrido en el impeachment de 1992.
En aquel impeachment el entonces depuesto presidente Fernando Collor de Mello perdió sus derechos políticos por ocho años, período durante el cual no pudo ser candidato ni ejercer cargos públicos.