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Mercoledì, 19 Ottobre 2016 05:47

Séptimo arte a lomo de mula en el norte argentino

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San Salvador de Jujuy (Argentina) - Desde las yungas a la Puna, todos los habitantes de la provincia argentina de Jujuy pueden maravillarse con el cine gracias a unidades de Cine Móvil que acercan películas a más de treinta localidades del interior profundo.

Más de 120 filmes se exhiben a través de esta modalidad en el marco de la segunda edición del Festival Internacional de Cine de las Alturas, en el Noroeste argentino. El debut fue en la ciudad de Humahuaca, 128 kilómetros al norte de San Salvador de Jujuy, la capital provincial. Sus calles angostas y empedradas y las casitas cuadradas de adobe conservan mucho de la fisonomía original de esta villa que, hasta fines del siglo XIX fue uno de los más importantes centros comerciales del antiguo camino al Alto Perú. La gente comenzó a salir de sus casas e iba llegando tímida hasta las escalinatas del Monumento a Héroes de la independencia, donde se instalaron cuatro pantallas para la exhibición del filme colombiano "El abrazo de la serpiente", de Ciro Guerra, nominado al Oscar 2016 como Mejor Película de Habla no Inglesa. Muchas veces se ha hablado de la federalización del cine: la tarea de los llamados "movileros" que en distintas provincias del país llevan filmes hasta rincones recónditos, sea tal vez la más acertada para acercarse a tal fin.
"A principio de los años noventa empecé viajando a caballo una videocasetera y varios VHS a distintos pueblos de mi provincia; luego lo hice en bus y en 1998 recibimos el primer vehículo. Ahora tenemos antena satelital", resumió Ariel Araya, movilero de San Juan, centro-oeste argentino.
Por su parte, Martín Alfaro, de Jujuy sostuvo que el propósito de un movilero es "llegar a destino pase lo que pase, porque la función debe hacerse: por la felicidad que llevamos". A modo de reconocimiento por su labor, que los mantiene varias semanas alejados de sus hogares, diez de ellos recibieron un homenaje por parte de autoridades de la provincia. En el evento, estuvieron el gobernador de la provincia, Gerardo Morales; el intendente de San Salvador de Jujuy, Raúl Jorge; los Secretarios de Cultura provincial, Alejandro Aldana y municipal, José Bárcena; el Gerente General del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), Pablo Galli, y los directores artísticos del festival, Daniel Desaloms y Marcelo Pont. Móviles de nueve provincias llegaron a Jujuy para recorrer 31 localidades que abarcan sus cuatro regiones: Yungas, Valles, Quebrada y Puna. Sus pobladores ven llegar los vehículos, con un "tubo" en el techo, dentro del cual se encuentra la pantalla que se desplegará para sumergirlos en miles de imágenes que les son cercanas y otras no tanto.
Esta actividad, que no es tan promocionada, se lleva a cabo en Argentina desde los años noventa. Muchos de los movileros que están en Jujuy empezaron a trabajar incluso antes, aunque en sus inicios no tenían una real dimensión del alcance de su labor. Eran choferes y técnicos que se unían para llegar hasta un punto estratégico, alejado de las grandes urbes, e instalar un cine ambulante. Pero al escuchar las necesidades y sugerencias de la gente se transformaron en verdaderos gestores culturales.
Al viajar a rincones recónditos, suelen vivir varios días en las escuelas donde instalan su cine ambulante o en las casas de los humildes pobladores. Y es ese contacto el que les permite tener una real dimensión de la falta de acceso a actividades culturales de algunos pueblos. "Es una experiencia más completa, no es solo ir y mostrar una película", subrayó Alfaro, mientras descargaba el grupo electrógeno y los equipamientos para poner a punto su cine a cielo abierto. Todos hablan de su "amor por el cine" como motor para realizar esta tarea que les permite no solo llevar un poco de magia sitios alejados sino tener un conocimiento más profundo de sus propias provincias y, en casos como este, de otros rincones del país. "Muchas veces andamos en el móvil hasta donde termina el pavimento y luego caminamos. Si es un lugar de alta o baja cordillera, hay que cargar los equipos y andar a lomo de mula durante más de tres horas", relató Alfaro.
Todo vale por llevar el cine -con el que algunas personas tienen contacto por primera vez- hasta cada aldea del país.
"Cuando uno llega al lugar y ve las caras de alegría de los chicos -concluyó Alfaro- siente una gran satisfacción y que todo el esfuerzo valió la pena". (ANSA).

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