Nuestra Optica
Caracas (Venezuela) - Con las palabras, si no estás conmigo estás contra mi, y golpeando los puños entre si en señal de guerra, mas el patria socialismo o muerte expresado en los cuarteles con el silencio cómplice del alto mando militar, Hugo Chávez Frías, a quien sus “jalamecates bautizaron después de muerto como comandante galáctico, sembró la semilla para cultivar el odio en Venezuela que terminó partiendo la patria en dos pedazos irreconciliables, separando hermanos que eran como sucio y uña, padres que se sentían orgullosos de sus hijos y viceversa, o matrimonios que vivian uno para el otro.
En ese mismo orden, Nicolás Maduro Moro con el decreto declarando el estado de excepción y suspendiendo las garantías constitucionales en seis municipios del estado Táchira, con el propósito de generar miedo en la zona y deportar colombianos donde se incluyeron niños y ancianos, en abierta violación de derechos humanos donde el único delito es la condición de ser colombiano, con lo cual se pudiera presumir una tendencia de xenofobia, tal como lo hizo Adolfo Hitler contra los judíos en la segunda guerra mundial.
Según algunos testimonios gráficos publicados en la prensa nacional e internacional, la Guardia Nacional Venezolana marca con una R que significa revisada y con una D que significa demolición, las casas de los colombianos residenciados en la frontera colobo-venezolana. Son muchas las barbaridades que ha dicho Nicolás Maduro y sus acólitos tiempla mecates para justificar los actos de barbarie contra los colombianos, acusándolos de narcotráfico y paramilitares, pero lo cierto es que entra los deportados hay muchos niños, madres de familias y ancianos indefensos.
Hasta la zona se trasladaron los diputados chavistas-maduristas y realizaron una sesión extraordinaria de la Comisión Delegada para ratificar el decreto presidencial y cumplir con el articulado de la Constitución. Desde allá, pero de este lado de la frontera, ni por el carajo atravesó el puente, el teniente y presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, convertido en un gallito de pelea desafiaba a Uribe y a los colombianos llamándolos muertos de hambre y paramilitares.
Pero sin ninguna duda, tal como lo afirmó en un comunicado la Mesa de la Unidad Democrática y muchos factores internacionales como parlamentarios, expresidentes de otros países, alcaldes y alcaldesas de todo el mundo, Organizaciones no gubernamentales y defensores de los Derechos Humanos del continente, Nicolás Maduro con todos estos atropellos y provocación a la nación Colombiana, lo que busca es abonar el terreno para suspender las elecciones parlamentarias que según las mismas encuestadoras que siempre dieron a Chávez como ganador en todas las elecciones, hoy Nicolás pierde por lo menos 80-20.
En ese mismo orden, Maduro y Diosdado cada vez que gritan aseguran que están ganando las elecciones sobraos, pero al mismo tiempo se niegan a través del ministerio electoral presidido por Tibisay Lucena, a que vengan observadores internacionales de la OEA y la Unión Europea. Cada vez que los voceros de estos organismos habla para sugerir el envío de los técnicos electorales a Venezuela, desde Nicolás Maduro para abajo, incluyendo a las cuatro mujeres que integran el ministerio electoral, la emprenden en descalificaciones de todo tipo, acusándolos de injerencistas y desestabilizadores.
Los tipos y tipas del régimen cada vez que escuchan la palabra observación, les entra un friiito por la nuca, que recorre el espinazo y se profundiza donde termina la columna vertebral.
Medios de comunicación digitales del otro lado del mundo, especialmente de países de Europa occidental y oriental como Alemania, Francia, Italia, España, Portugal, Polonia, Yogoslavia y Bulgaria, entre otros, que viven con el recuerdo de la segunda guerra mundial, al ver las fotos enviadas desde este lado del mundo donde aparecen los guardias nacionales atropellando a los deportados, separándolos de sus hijos, destruyendo sus viviendas y robando sus propiedades, no dudaron ni un segundo para comparar los actos de barbarie cometidos por el gobierno de Nicolás Maduro, con los del régimen asesino de Adolfo Hitler.
Pero lo lamentables es que, mientras la Guardia nacional Venezolana continuaba las operaciones de deportación con atropellos, la reunión de las cancilleres de ambos países comenzaba con besos de mejillas y terminaba con apretones de manos sin ningún resultado para frenar las operaciones en la frontera.
Gerónimo Figueroa Figuera CNP: 569
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